Son muchos los documentos que hablan sobre la existencia de este Monasterio, pero el más antiguo de ellos data del año 1002, se encuentra en el testamento solemne que hizo el Obispo de León, Froilan II, en la fecha del 21 de diciembre del año 1002. Este testamento está en el archivo catedralicio leonés, en el Tumbo o Códice II.
En esos primeros años el Monasterio se vio protegido de los ataques de los musulmanes gracias a la gran línea que forificaba las estribaciones de toda la cordillera.
Este temor del caudillo árabe salvo al viejo Monasterio de la rapiña y la destrucción, y gracias a su aislamiento sirvió de refugio para los monjes y seglares que huyeron de León.
En esos primeros años el Monasterio se vio protegido de los ataques de los musulmanes gracias a la gran línea que forificaba las estribaciones de toda la cordillera.
Este temor del caudillo árabe salvo al viejo Monasterio de la rapiña y la destrucción, y gracias a su aislamiento sirvió de refugio para los monjes y seglares que huyeron de León.