A todos los marañeses nos ha entristecido la terrible noticia. En nuestras bellas montañas han dejado su vida tres Guardias Civiles que estaban por vocación de servicio. Mi hermano pequeño, a sus 29 años, también murió en ellas en agosto de 2012. Quiero dejar aquí mi reflexión: Son bellas montañas y también traicioneras. Hay que ser muy cautelosos para emprender el ascenso, montañeros. Es la vida el bien más preciado que tenemos, y no debemos poner en peligro nuestra integridad física ni la de las fuerzas de Seguridad del Estado. Me uno al dolor de los familiares de estos tres héroes que han venido a morir a mi pueblo, Maraña.