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Bien por buscar esos espacios tan nuestros, fotografiarlos y compartirlos. Con el tiempo se convierten en entrañables y se esconden en lo más íntimo del corazón.
A fuerza de uso y trabajo estos caminos y lugares fueron mi segunda escuela y han dejado una rica impronta en mí. Cuando cuidaba las vacas en Barregos, Revilla o Val de Santiago, Salinas, La Veiga, etc.., cuando iba sobre el carro cargado de hierba, tan cerca de las copas de los árboles y de los corredores de las casas de la Barrera o sobre la burra blanquecina de mis abuelos.
Me encanta recorrer estos parajes y enseñárselos a mi hijo con mis vivencias incorporadas, quizá un poco distorsionadas por el tiempo. Me gusta averiguar si sigue allí aquel "salguero" del que mi padre nos hacía las chiflas, la "homera" en la que tenía mi atalaya, el "subiao" de la abrigada.
Saludos, especialmente a Itziar que ha conseguido ponerme nostálgica.
Ana Gutiérrez Páez.
A fuerza de uso y trabajo estos caminos y lugares fueron mi segunda escuela y han dejado una rica impronta en mí. Cuando cuidaba las vacas en Barregos, Revilla o Val de Santiago, Salinas, La Veiga, etc.., cuando iba sobre el carro cargado de hierba, tan cerca de las copas de los árboles y de los corredores de las casas de la Barrera o sobre la burra blanquecina de mis abuelos.
Me encanta recorrer estos parajes y enseñárselos a mi hijo con mis vivencias incorporadas, quizá un poco distorsionadas por el tiempo. Me gusta averiguar si sigue allí aquel "salguero" del que mi padre nos hacía las chiflas, la "homera" en la que tenía mi atalaya, el "subiao" de la abrigada.
Saludos, especialmente a Itziar que ha conseguido ponerme nostálgica.
Ana Gutiérrez Páez.