Hoy estoy contento, alegre, casi-casi
feliz. Hoy he vuelto atrás en el tiempo, y, al abrir su aposento, el aire que llegó asta mi, no estaba rancio ni reseco. ¿Quién abrió la
ventana?
Más de ocho años llevaba cerrado, la
puerta tapiada por la desidia, la ventana con la persiana bajada, no permitía que un rayo de sol iluminara el dolor, dolor intenso que lo cubre todo, como el polvo que acumula el tiempo.
Pero hoy he intuido una luz y además he oído una risa. Después, me perdí en una
noche, noche
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