Hace muchos años, había mucha vegetacion al lado de la carretera, al pie de la iglesia y también corría un reguerillo entre sombras y hortigas. Doy fe de la vida que albergaba éste. Al caer la noche, mi amigo Cundi y yo nos escondíamos en el portalito de mi casa mientras comíamos un bizcocho que nos habia dado su madre y, a través de aquella ventanas veíamos el ir y venir de los faunos por el camino que hizo el arroyuelo. Siempre llevaban flores, muchas flores. Así todas las noches y todos los días de nuestra infancia.
Las etéreas hadas daban vueltas y vueltas en corro cantando, flotando mientras bailaban alrededor del gran montón de flores que los faunos habían recogido.
Encima de las flores se posó orgullosametne una lechuza que nos miraba fijamente a pesar de estar a cierta distancia. Por último, un milano también se quedó sobre las flores hasta que se dio cuenta de neustra presencia y volando hacia donde estábamos !nos descubrió!.
Aterrorizados, Cundi y yo quisimos escapar escaleras arriba pero no dió tiempo a huir. Sin darnos cuenta siquiera un montón de hadas juguetonas acudió a buscarnos. Asustados vimos sus ojos cristalinos iluminados con luz de estrellas y nos levantanron en el aire con sus brazos dejandonos llevar por los aires hasta el lugar en la que ellas jugaban al corro sobre el anillo de flores.
DEdico este cuento a mis padres, a la señora Aurelia y a mi querido amigo Cundi, el compañero de juegos de mi infancia.
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Las etéreas hadas daban vueltas y vueltas en corro cantando, flotando mientras bailaban alrededor del gran montón de flores que los faunos habían recogido.
Encima de las flores se posó orgullosametne una lechuza que nos miraba fijamente a pesar de estar a cierta distancia. Por último, un milano también se quedó sobre las flores hasta que se dio cuenta de neustra presencia y volando hacia donde estábamos !nos descubrió!.
Aterrorizados, Cundi y yo quisimos escapar escaleras arriba pero no dió tiempo a huir. Sin darnos cuenta siquiera un montón de hadas juguetonas acudió a buscarnos. Asustados vimos sus ojos cristalinos iluminados con luz de estrellas y nos levantanron en el aire con sus brazos dejandonos llevar por los aires hasta el lugar en la que ellas jugaban al corro sobre el anillo de flores.
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