Parece una estampa común, en todos los pueblos había viejas, viejas envueltas en crespones e indumentarias negras, la luz de las velas y velandones de los acheros de la iglelsia al atardecer y ya oscuro en invierno, creaban una atmósfera gris, casi en penumbra y allí se deslizaban los rezos sibilantes de las gargantas de las viejitas que bisbiseaban degranando las avemarías del rosario que puntualmente cada día y a a la misma hora, hiciera como hiciera, nadie faltaba al rosario si la enfermedad no ... (ver texto completo)