Me ha emocionado hasta el llanto el "descubrimiento" de esta página. Escuchar y ver expresiones como "tambarón", "sulcueto", "sulapeña" o "filandón" (ir a filandón decía mi madre en historias que, para mi entusiasmo, ella me repetia "cien veces" con inmarchitable ilusión), me retrotrae a un corto período de mi vida. Yo soy de Madrid donde he vivido siempre, salvo un corto período de alrededor de dos meses, que a finales de los años 40 o principios de los 50, pasé en Montrondo, pueblo en el que en 1904, hija de Benita, madre soltera, nació mi adorada madre Laudelina Suárez Ochoa, quien soltera también, tuvo su primer hijo en el pueblo, llamado Balbino, mi hermano. Después se trasladó a Madrid, donde conoció al que habia de ser su marido, a quien amó con un cariño y dedicación indescriptible, hasta el fallecimiento de este. Yo soy fruto de ese amor. Por razones que desconozco, en mi estancia en el pueblo, quedé alojado en la casa de Pedro Bardón junto con su esposa Carmen y dos de sus hijos, Guillermo casado con Hermelinda, mujer de la que recuerdo un carácter extremadamente dulce, y Pedro. Enfrente vivía su otra hija Sabina junto con su esposo Ovidio y su hija Elena.
Creo recordar que ambas casas estaban en la salida del pueblo camino del cueto, pero no puedo identificar nada a través de las fotos, logicamente actualizadas. Si me parece reconocer el pilo, que entonces estaba rodeado de ortigas, entre las cuales fui a parar en una ocasión con el infantil regocijo de los chicos del pueblo. Durante mi estancia allí tuvo lugar la fiesta del Corpus, de la que sobre todo, recuerdo el inimitable sabor de un bollo llamado bizcocho, cuyo olor y sabor junto con el de la exquisita mantequilla, el queso de cabra y los inigualables embutidos, están por siempre incorporados a mis sentidos. También la fragancia de la hierba segada en el valle de "Vozquemao", creo que se llamaba, que estaba en mi recuerdo situado al pié del Tambarón. Me parece estar viendo a Carmen elaborar la mantequilla agitando en un recipiente que posiblemente se llamaba "mazadora", la nata que se habia obtenido desnatando la leche en una máquine que había al efecto en el pueblo. Leche desnatada que junto con hojas de avellano que yo recogía en el cueto, servia para dar de comer a los "gochos". Que cosas. Hoy la leche desnatada es de enorme consumo humano. Se que es una historia simple, de la que algún episodio mas puedo recordar, pero aseguro que me ha salido del corazón. Por cierto, me prometo a mi mismo visitar el pueblo lo antes posible. Saludos.
Creo recordar que ambas casas estaban en la salida del pueblo camino del cueto, pero no puedo identificar nada a través de las fotos, logicamente actualizadas. Si me parece reconocer el pilo, que entonces estaba rodeado de ortigas, entre las cuales fui a parar en una ocasión con el infantil regocijo de los chicos del pueblo. Durante mi estancia allí tuvo lugar la fiesta del Corpus, de la que sobre todo, recuerdo el inimitable sabor de un bollo llamado bizcocho, cuyo olor y sabor junto con el de la exquisita mantequilla, el queso de cabra y los inigualables embutidos, están por siempre incorporados a mis sentidos. También la fragancia de la hierba segada en el valle de "Vozquemao", creo que se llamaba, que estaba en mi recuerdo situado al pié del Tambarón. Me parece estar viendo a Carmen elaborar la mantequilla agitando en un recipiente que posiblemente se llamaba "mazadora", la nata que se habia obtenido desnatando la leche en una máquine que había al efecto en el pueblo. Leche desnatada que junto con hojas de avellano que yo recogía en el cueto, servia para dar de comer a los "gochos". Que cosas. Hoy la leche desnatada es de enorme consumo humano. Se que es una historia simple, de la que algún episodio mas puedo recordar, pero aseguro que me ha salido del corazón. Por cierto, me prometo a mi mismo visitar el pueblo lo antes posible. Saludos.