Hacer madreñas para hincar los pies a la tierra, para echar raíces y no despegarse de Tierruca, la madera supone para los montañeses, el sustento, el cobijo, la magia, la espiritualidad y la vuelta a la tierra.
Recuerdo el taller de mi abuelo en el que no faltaba herramienta escrupulosamente ordenada para fabricar cualquier cosa, puerta, ventanas, escaños y todo tipo de muebles.
Estando Cándido en su leñero preparando una buena calliza para madreñas, la zuela resbalo por la dura y lisa superficie de la madera de haya, cortando su pantalón y clavándose en su rodilla, allí mismo con aguja y seda, cosió su profunda herida, la cual seria curada con un ungüento a base de Manteca cocida, Milenrana cogida en el Ribero y árnica de las Peñas del Pozo.
Recuerdo el taller de mi abuelo en el que no faltaba herramienta escrupulosamente ordenada para fabricar cualquier cosa, puerta, ventanas, escaños y todo tipo de muebles.
Estando Cándido en su leñero preparando una buena calliza para madreñas, la zuela resbalo por la dura y lisa superficie de la madera de haya, cortando su pantalón y clavándose en su rodilla, allí mismo con aguja y seda, cosió su profunda herida, la cual seria curada con un ungüento a base de Manteca cocida, Milenrana cogida en el Ribero y árnica de las Peñas del Pozo.