MURIAS DE PAREDES: Saludos a los de la Omaña alta. Quiero haceros participes...

Saludos a los de la Omaña alta. Quiero haceros participes de mis vivencias en aquellos años, en los que casí por obligación el comercio era un "trueque", porque escaseaban aquellos billetes de peseta, color sepia, que tenían a Cervantes y mucho más los billetes verdes de duro que tenían a Jaime Balmes.
Entre los recuerdos que tengo de Murias están aquellos viajes a través de los montes, que por los años 1952/54, hacía en compañía de Federico Madrigal a caballo.
Federico tenía un caballo y una yegua como medio de locomoción, equipados con sus albardas, sobre ellos cargaba unos serones llenos de mercancía: Telas, camisas, alparagatas, comestibles, etc. y partíamos para el Valle Gordo.
De aquella, había dos caminos, el de las "fuentes" o Valle, que llevaba a Fasgar y el de "Ocero", que por el abesedo llevaba a Vegapujín y a Posada de Omaña.
El viaje duraba dos días uno de ida y otro de vuelta, con su correspondiente noche, e íbasmos a dormir a casa de "La Comercianta", con ese nombre la conocí, que no con el suyo propio. En esta casa se entraba por un portalón que conducía a un corral. A mano izquierda había una escalera que subía al corredor de madera que bordeaba el corral.
Allí Federico, hombre hábil en el comercio donde los hubiere, dejaba vacios sus serones, y no sé que acuerdos tendría con la citada "Comercianta", porque nunca les ví manejar dinero, el caso es que los serones se llenaban para el regreso. En cada hueco del serón venían dos cabritos, cuatro en cada caballo, de modo que con ocho cabritos llegábamos a Murias. Fedeíco, en su momento, daba buena cuenta de ellos, para poder abastecer en su carnicería a los numerosos veraneantes que por aquella época visitaban Murias desde la misma localidad o desde las cercanas, Montrondo, Senra, Lazado, etc.
Qué bien, qué experiencias, como calaron en mí. Me ayudaron a orientarme en los montes y a localizar sus pueblos perdidos, aunque desde aquel momento supe que el comercio no era lo mio. Un cordial saludo y hasta otra.