26 de Diciembre,
San Esteban, Patrón.
Las
fiestas más importantes se disfrutan en
verano, concretamente el fin de semana que se encuentre entre el 7 y el 14 de Julio.
Los Mayos
La Festividad de los Mayos, también conocida como Los Mayos simplemente o como Festa dos Maios, es una
fiesta popular de orígenes ancestrales.
Esta celebración
primaveral generalmente se hacía coincidir con el primer domingo de dicho mes y tenía antiguamente connotaciones rituales totémicas a la divinidad primaveral o de los
árboles que se han ido perdiendo con el paso de los tiempos.
La celebración de las fiestas mayales es común en muchos países de Europa donde existen variantes similares de la misma festividad
Orígenes
Los orígenes de esta fiesta se remontan a las antiguas civilizaciones de los fenicios y a los griegos que manifestaban su adoración a sus dioses y lo que estos significaban en fiestas conmemorativas de exaltación de acontecimientos que para aquellos hombres tenían trascendencia, tales como los cambios de
estaciones. La fiesta mayumea fenicia exaltaba la
primavera. Esas
costumbres fueron asimiladas por nuevas civilizaciones prerromanas, como la celta. La festividad celta de Beltane marcaba el comienzo de la temporada de verano pastoral cuando las manadas de
ganado se llevaban hacia los pastos de verano y a las tierras de pasto de las
montañas. De ahí la adoración de los fenómenos terrenales: tierra,
mar y aire. Una de las principales actividades de la festividad consistía en encender
hogueras en las montañas y colinas con rituales y significados políticos.
Esta
tradición fue asimilada por los
romanos en su adoración y culto a multitud de dioses. También asimilaron esta tradición mayumea en honor de la llegada de la primavera y de las primeras
flores del año, el día que corresponde con el actual primer día de mayo. Todo poblado
romano tenía además de los dioses oficiales los propios autóctonos. En Hispania se adoraba a la diosa Bona Dea también llamada Maya, Maia o
Fauna diosa de la fertilidad en la mitología
romana con la que se celebraba la llegada de la primavera. Seguramente esta tradición sufrió variaciones con la llegada de la civilización árabe a los
campos de Castilla, como la manifestación en cantos o rondas a la persona amada. El Cristianismo ha asimilado multitud de fiestas paganas que se profesaban con anterioridad a su implantación en fiestas religiosas y esta es un claro ejemplo de ello: la mayoría de dichas fiestas paganas pasaron a ser fiestas en honor a la
Virgen María.
Así es como la fiesta de la llegada de la primavera y adoración a la Tierra, pasaría a ser una fiesta de adoración a la diosa Maya en tiempo romano y posteriormente fue modificada.
Castilla y León
En Castilla y León, los cantos especialmente dedicados a esta celebración, en principio dedicados a la Virgen María, sirvieron luego para rondar a las mozas casaderas, a las autoridades y a los funcionarios recién llegados al lugar. Una orquestilla solía acompañar a estos rondadores. Son habituales las canciones populares, generalmente entonadas en grupo, pudiendo igualmente aprovecharse para rondar a las jóvenes de la localidad. En algunos lugares se acompañan los cantos con
bailes tradicionales o letrillas que reflejan la actualidad.
La moza rondada o "maya", quedaba obligada a invitar al mozo a una buena merienda. A los componentes de la orquestilla se les obsequiaba con una garnacha, puesta a refrescar en el aljibe.
También se celebra en algunos lugares de Castilla con cucañas y con
cruces adornadas de flores (Cruces de mayo) en muchas poblaciones. También puede ser un palo muy alto, a veces incluso se trasplanta un
árbol alto (a veces frente a la
iglesia). En el caso de las cucañas solía ser de chopo (ofrece un largo tronco) al que se le quitaba la corteza, se solía colocar en la cima un "
trofeo" para que se pudiera lograr gateando a través de él.
La acción de poner el palo o árbol se denomina "colgar los mayos" o "plantar el mayo", incluso "pingar el mayo" (Navares de las
Cuevas (
Segovia) y lo suelen realizar los más jóvenes del
pueblo.
Los
Pendones
Los Pendones leoneses
Elementos señeros de la identidad de la
Región Leonesa, tan sólo pueden contemplarse,
habitualmente, en la actual provincia de León, con
algunas muestras próximas conservadas en tierras
que mantienen rasgos de la
historia y cultura de
esta Región:
Zamora, noroeste de
Palencia, la
Liébana de
Cantabria,…
Nuestros pendones son grandes enseñas,
integradas por una “vara” (mástil) que alcanza
entre 7 y 13 metros, la tela, que acostumbra a ser
de seda adamascada en franjas de número impar
que combinan
colores entre los cuales los más
habituales son el rojo (
color real leonés) y el verde
(identificado con el Islam y por ello con las
victorias habidas frente a él), y también el blanco y
el azul en pendones más vinculados con
devociones marianas.
El peso del conjunto oscila entre los 15 y
los 35 kg. Para ayudar a su desplazamiento se
dispone de los “remos”, cordones que se fijan a lo
más alto de la vara y que pueden llevar uno o dos
“remeros”. El manejo del
pendón exige tanto fuerza
como pericia, sumándose a ello la voluntad que
ponen sus portadores de realizar especiales
demostraciones.
Su carácter, pues, es en origen civil,
identitario de las comunidades, pero, con el
transcurso de los tiempos, pasaron a integrarse en
celebraciones religiosas (
romerías, rogativas,…),
por lo que se entendió de alguna manera que
integraban más a la “
parroquia” que al “concejo”.
No obstante, algunas muestras de cultura y saber
popular señalan su carácter original:
“Las
Campanas y el Pendón, del Pueblo son”.
En esa adaptación a ceremoniales
religiosos se produjo una cierta rivalidad: se
discutía quién había de presidir las
procesiones, si
el pendón del pueblo o la
cruz de la parroquia. De
alguna manera este “conflicto” se resolvió
incorporando una cruz en el vértice de la vara de
muchos pendones, aunque algunos aún portan
adornos vegetales que recuerdan el ya referido
origen céltico.
Su presencia más destacada tiene lugar, en
nuestros días, en celebraciones de religiosidad
popular como las que rodean las fiestas y traslados
de la Patrona de la Región Leonesa, La Virgen del
Camino, y otras devociones de comarcas como
Maragatería, Valduerna,
Montaña oriental (La
Velilla, Corona,…), Páramo, Sobarriba, …y,
especialmente, en las que han dado carácter a las
fiestas de mayor interés que la capital, León, acoge,
como las de San Froilán a inicios de octubre.
Con un origen histórico en las enseñas
medievales que agrupaban a las gentes de los
lugares y concejos de
pueblos en las luchas de la
Reconquista cristiana y la formación y defensa del
Viejo Reino de León, existe también la convicción
de que rememoran antiguos “mayos” celtas
(“totems” con motivos vegetales que este Pueblo
del Norte mantiene aún en nuestros día ligados a
celebraciones de carácter festivo y religioso).
Con cierto abandono en algún tiempo, hoy
los pendones están recibiendo un destacado interés
por su recuperación y difusión. De los cerca de
1300 que se estimó llegó a haber en territorio
provincial hoy concurren a actos como los de San
Froilán entorno a 120 (en su mayoría de las
comarcas más próximas a la ciudad), pero, se
estima que contamos con más de 300 en buen
estado y un gran número en proceso de
restauración o renovación.
La labor de catalogación, iniciada hace
años por el Instituto Leonés de Cultura, con la
participación de estudiosos y especialistas de la
cultura tradicional, es uno de los objetivos que se
ha marcado la Asociación de Pendones del Reino
de León, nacida a la luz de estos magníficos
símbolos y heraldos de nuestro Pueblo