LA EXACTA HONORABILIDAD.
Un día, un carpintero estaba cortando una rama de un árbol debajo de un río y su hacha se le cayó al agua.
El infeliz carpintero le rogó a Dios, y Dios se le apareció preguntándole:
¿Por qué estás llorando?
El carpintero le respondió que su hacha se le había caído al río.
Entonces, Dios se metió a la corriente y sacó una hacha de oro. Luego le preguntó:
¿Es esta tu hacha?
El noble carpintero respondió negativamente.
Dios entró de nuevo al río sacando una hacha de plata.
Y ésta, ¿es la tuya?
De nuevo el carpintero negó.
Dios volvió al río y sacó una hacha de madera, y repitió la pregunta:
¿Es esta tu hacha?
El carpintero, lleno de contento, le responde:
¡Sí!
Dios estaba tan contento con la sinceridad del carpintero que le dejo las tres hachas y mandó al carpintero a su casa.
Un día en el campo paseaban el capintero y su esposa. Ésta tropezó y cayó al río. El infeliz carpintero rogó a Dios, que se le apareció y le preguntó:
¿Por qué estas llorando?
El carpintero le contó el accidente, luego de lo cual Dios se metió al río y sacó una hermosa doncella y pregunta:
¿Es esta tu esposa?
¡Sí, sí! --contestó el carpintero.
Dios se enfureció:
¡Eres un mentiroso!, ¡un rufián!
El carpintero contestó:
Dios, perdóname. Ha sido un malentendido, porque si te hubiera dicho que no es ella mi esposa, después hubieras sacado a otra aún mas bonita; luego, si digo que tampoco es ella, sacarías a mi esposa y yo tendría que decir que sí, que es ella, y entonces tú me dejarías con las tres.
Dios, compréndeme, soy un humilde carpintero y no podría mantenerlas a las tres.
Sólo por eso dije sí la primera vez.
Moraleja: los hombres sólo mienten por causas honorables y siempre con las mejores intenciones.
Un Fuerte Abrazo! Carlos "el judio"Deutsch
Un día, un carpintero estaba cortando una rama de un árbol debajo de un río y su hacha se le cayó al agua.
El infeliz carpintero le rogó a Dios, y Dios se le apareció preguntándole:
¿Por qué estás llorando?
El carpintero le respondió que su hacha se le había caído al río.
Entonces, Dios se metió a la corriente y sacó una hacha de oro. Luego le preguntó:
¿Es esta tu hacha?
El noble carpintero respondió negativamente.
Dios entró de nuevo al río sacando una hacha de plata.
Y ésta, ¿es la tuya?
De nuevo el carpintero negó.
Dios volvió al río y sacó una hacha de madera, y repitió la pregunta:
¿Es esta tu hacha?
El carpintero, lleno de contento, le responde:
¡Sí!
Dios estaba tan contento con la sinceridad del carpintero que le dejo las tres hachas y mandó al carpintero a su casa.
Un día en el campo paseaban el capintero y su esposa. Ésta tropezó y cayó al río. El infeliz carpintero rogó a Dios, que se le apareció y le preguntó:
¿Por qué estas llorando?
El carpintero le contó el accidente, luego de lo cual Dios se metió al río y sacó una hermosa doncella y pregunta:
¿Es esta tu esposa?
¡Sí, sí! --contestó el carpintero.
Dios se enfureció:
¡Eres un mentiroso!, ¡un rufián!
El carpintero contestó:
Dios, perdóname. Ha sido un malentendido, porque si te hubiera dicho que no es ella mi esposa, después hubieras sacado a otra aún mas bonita; luego, si digo que tampoco es ella, sacarías a mi esposa y yo tendría que decir que sí, que es ella, y entonces tú me dejarías con las tres.
Dios, compréndeme, soy un humilde carpintero y no podría mantenerlas a las tres.
Sólo por eso dije sí la primera vez.
Moraleja: los hombres sólo mienten por causas honorables y siempre con las mejores intenciones.
Un Fuerte Abrazo! Carlos "el judio"Deutsch