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Seis veces ha dado mayo
tributo en flores al sol,
que desea ver el fruto
de su esperanza, mi amor,
sin que anime este cuidado
una hora de posesión
en tanto tiempo, mi dicha
y vuestro largo favor.
¡Mirad si será milagro
que el gusto conserve en flor
en el jardín del deseo
tanto tiempo una afición,
y qué tal estará un alma,
que es mía, y habita en vos,
sustentándola seis años
la vista sin posesión!
Bien sé yo, señora mía,
que un discreto comparó,
con propiedad y agudeza,
el amante al labrador;
y que para que éste goce
la cosecha con sazón,
compra un día de descanso
por un año de sudor.
Mas ¿qué labrador habrá
que no deje la labor
que en seis años de trabajos
no da frutos, sino yo?
Sembré al principio esperanzas
en fe que me prometió
el pronóstico del gusto
un año de bendición;
y pasados seis de penas
nunca el agosto llegó,
siendo en cosechas de amores
el agosto la ocasión.
Ya sé que responderéis,
puede ser que con razón,
que culpe mi cortedad
y no vuestra obligación,
pues cogidos los cabellos
que su frente me ofreció,
sin ver su calvo castigo
gozara vuestro favor.
Mas si el dar cinco de corto
seis años me castigó,
asegundad y veréis
cuan diestro en el juego estoy.
Dueño mío, no haya más;
dad fruto como dais flor,
que se nos va todo en flores
y yo acabándome voy.
(De "Los Cigarrales de Toledo")
Seis veces ha dado mayo
tributo en flores al sol,
que desea ver el fruto
de su esperanza, mi amor,
sin que anime este cuidado
una hora de posesión
en tanto tiempo, mi dicha
y vuestro largo favor.
¡Mirad si será milagro
que el gusto conserve en flor
en el jardín del deseo
tanto tiempo una afición,
y qué tal estará un alma,
que es mía, y habita en vos,
sustentándola seis años
la vista sin posesión!
Bien sé yo, señora mía,
que un discreto comparó,
con propiedad y agudeza,
el amante al labrador;
y que para que éste goce
la cosecha con sazón,
compra un día de descanso
por un año de sudor.
Mas ¿qué labrador habrá
que no deje la labor
que en seis años de trabajos
no da frutos, sino yo?
Sembré al principio esperanzas
en fe que me prometió
el pronóstico del gusto
un año de bendición;
y pasados seis de penas
nunca el agosto llegó,
siendo en cosechas de amores
el agosto la ocasión.
Ya sé que responderéis,
puede ser que con razón,
que culpe mi cortedad
y no vuestra obligación,
pues cogidos los cabellos
que su frente me ofreció,
sin ver su calvo castigo
gozara vuestro favor.
Mas si el dar cinco de corto
seis años me castigó,
asegundad y veréis
cuan diestro en el juego estoy.
Dueño mío, no haya más;
dad fruto como dais flor,
que se nos va todo en flores
y yo acabándome voy.
(De "Los Cigarrales de Toledo")