Del otoño me gusta lo mismo que a vos y también el abrigo que buscamos al atardecer, ese quedarme calentita leyendo, bordando hasta que se hace de noche y vienen las actividades de la cena. Ese calorcito hogareño, la siembra de bulbos y los paseos por el jardín temprano a la tarde, van marcando el ritmo del paso hacia el invierno... que vamos dejando atrás por estas tierras. Ya florecieron las fresias y los rosales están llenos de pimpollos. Un abrazo Nelba