Relato pormenorizado de la marcha. Léase diario de guerra.
Las tropas madrugaron de lo lindo estando emplazadas a las 7:45 para formar y tras los 15 minutos de cortesía, sin bajas al pasar lista, procedemos a lomos del autobús al punto de partida. Llegamos a destino tras media hora y sobre las 8:30, una vez cargadas las cantimploras en la fuente de Barrios de Gordón, emprendemos la marcha hacia nuestro destino. Rápidamente la tropa inicia un rápido ascenso que poco a poco van estirando el pelotón, dice Miguel que ¡Ojo al dato!, para llegar como un niño hay que empezar como un anciano. Las cantimploras hacen acto de presencia rápidamente y el sofoco, hace que muchos soldados comiencen a despojarse de parte del uniforme. Tras varios espejismos, la subida se hace eterna y los mejores entrenados hacen de avanzadilla. (Rodrigo, Pedro, Jose Balbino, Javi, Tari...). Protegiendo la retaguardia Jamín, Visi y Socorro que sufre con la alergia. En medio los restantes se alternan en las posiciones. Tras muchos sudores, nos reagrupamos cerca de la collada del Fito, poco a poco el personal repone fuerzas y el olor a escobas se mezcla con chorizo, cecina, tortilla, chocolate y cheetos que degustan las benjaminas, Marta y Elena, que demuestran un alto grado de valentía. Los de la retaguardia deciden acortar el camino para no demorar a los del grupo de cabeza,órdenes que transmiten a Pedro, que tras demostrar un estado de forma "soperior" se descolgó para interesarse por su estado. Reprendemos la marcha y nuestros reporteros Idoia y Roberto se trabajan su cometido, hechos que incluso hace que Roberto siembre el teléfono móvil y las llaves del coche por la pradera. El descenso por el río Torre permite vover a rellenar cantimploras para lo que queda de la marcha y contemplamos un buen paisaje a la vez que el calor empieza a apretar. De nuevo volvemos a agruparnos en el chozo de Santiago y algunos aprovechan para descalzarse y remojar los pies, menos mal que corre el aire. Examinamos las lagartijas y sobre las 12:30 nos ponemos a caminar para la útima parte del recorrido. Las fuerzas de la tropa estan mermadas y se nota el cansancio, eso hace que se disperse bastante las distancias entre todos, en cabeza Tari, Pedro, Javi, David y Juanma, que se les unirán Socorro, Visi y Jamín. En segunda línea Emilio, Agustín que son alcanzados por Jose Angel y Merce. Un tanto retrasados Juan y Dini que hace un descenso cargando la memoria de la cámara con fotos de flores, agua y pájaros. Mas atrás Jose Balbino y Rodrigo, a la caza de alguna seta, y luego el resto. A la entrada de Santiago volvemos a cargar cantimploras pero ya todos locos por llegar. En Carrocera, (deberíamos de definir esta parte última del recorrido), nos dividimos en comandos para atacar la posición final desde varios frentes. Unos por la carretera, otros por el camino de los nabares, estos se toparon con las vacas e hizo esta situación que algunos decidieran acometer una subida hacia el viejo camino de la cantera, (Emilio, Agustín, Jose Angel, Merce y Dini) que tras varios desengaños ópticos (no se si ya las ganas de llegar les confundía) encontraron la senda, atacando el pueblo desde el Alto del Otero; los valientes Jose Balbino y Rodrigo cruzaron el "ganao" provistos de muleta por si era necesario dar algún muletazo. El resto poco a poco fue llegando al punto de victoria en torno a las 14:00 horas, cansados pero felices del esfuerzo hecho. Dejo para otro rato u momento el parte de comida.
Las tropas madrugaron de lo lindo estando emplazadas a las 7:45 para formar y tras los 15 minutos de cortesía, sin bajas al pasar lista, procedemos a lomos del autobús al punto de partida. Llegamos a destino tras media hora y sobre las 8:30, una vez cargadas las cantimploras en la fuente de Barrios de Gordón, emprendemos la marcha hacia nuestro destino. Rápidamente la tropa inicia un rápido ascenso que poco a poco van estirando el pelotón, dice Miguel que ¡Ojo al dato!, para llegar como un niño hay que empezar como un anciano. Las cantimploras hacen acto de presencia rápidamente y el sofoco, hace que muchos soldados comiencen a despojarse de parte del uniforme. Tras varios espejismos, la subida se hace eterna y los mejores entrenados hacen de avanzadilla. (Rodrigo, Pedro, Jose Balbino, Javi, Tari...). Protegiendo la retaguardia Jamín, Visi y Socorro que sufre con la alergia. En medio los restantes se alternan en las posiciones. Tras muchos sudores, nos reagrupamos cerca de la collada del Fito, poco a poco el personal repone fuerzas y el olor a escobas se mezcla con chorizo, cecina, tortilla, chocolate y cheetos que degustan las benjaminas, Marta y Elena, que demuestran un alto grado de valentía. Los de la retaguardia deciden acortar el camino para no demorar a los del grupo de cabeza,órdenes que transmiten a Pedro, que tras demostrar un estado de forma "soperior" se descolgó para interesarse por su estado. Reprendemos la marcha y nuestros reporteros Idoia y Roberto se trabajan su cometido, hechos que incluso hace que Roberto siembre el teléfono móvil y las llaves del coche por la pradera. El descenso por el río Torre permite vover a rellenar cantimploras para lo que queda de la marcha y contemplamos un buen paisaje a la vez que el calor empieza a apretar. De nuevo volvemos a agruparnos en el chozo de Santiago y algunos aprovechan para descalzarse y remojar los pies, menos mal que corre el aire. Examinamos las lagartijas y sobre las 12:30 nos ponemos a caminar para la útima parte del recorrido. Las fuerzas de la tropa estan mermadas y se nota el cansancio, eso hace que se disperse bastante las distancias entre todos, en cabeza Tari, Pedro, Javi, David y Juanma, que se les unirán Socorro, Visi y Jamín. En segunda línea Emilio, Agustín que son alcanzados por Jose Angel y Merce. Un tanto retrasados Juan y Dini que hace un descenso cargando la memoria de la cámara con fotos de flores, agua y pájaros. Mas atrás Jose Balbino y Rodrigo, a la caza de alguna seta, y luego el resto. A la entrada de Santiago volvemos a cargar cantimploras pero ya todos locos por llegar. En Carrocera, (deberíamos de definir esta parte última del recorrido), nos dividimos en comandos para atacar la posición final desde varios frentes. Unos por la carretera, otros por el camino de los nabares, estos se toparon con las vacas e hizo esta situación que algunos decidieran acometer una subida hacia el viejo camino de la cantera, (Emilio, Agustín, Jose Angel, Merce y Dini) que tras varios desengaños ópticos (no se si ya las ganas de llegar les confundía) encontraron la senda, atacando el pueblo desde el Alto del Otero; los valientes Jose Balbino y Rodrigo cruzaron el "ganao" provistos de muleta por si era necesario dar algún muletazo. El resto poco a poco fue llegando al punto de victoria en torno a las 14:00 horas, cansados pero felices del esfuerzo hecho. Dejo para otro rato u momento el parte de comida.
Contaba el Sr. Alcalde:
Caminaba el ejército de Pancho Villa por los montes medio desérticos mejicanos hacia su destino?, estirándose bastante el grueso del pelotón, cuando se oye una voz desde el grupo de cabeza:
-Viva la Virgen de Guadalupe.
Animado el ejército con su virgencita, aligera la marcha, caminando a un paso mucho más rápido, pero poco a poco y mermadas sus fuerzas va perdiendo vigor la marcha.
Al rato se oye de nuevo:
-Viva la Virgen de Guadalupe.
Aligeran la marcha momentáneamente, pero decae el ritmo rápidamente y así se repite la misma arenga varias veces. En un momento se oye de nuevo la voz desde la cabeza del pelotón:
-Viva la Virgen de Guadalupe.
Y como un eco de esta voz, desde la parte más rezagada del pelotón se oye:
-Sí, que viva la Virgen de Guadalupe, pero a ver si vive más cerca.
Parece ser que también había alucinaciones en nuestra tropa cuando caminaban por Santiago de las Villas y Carrocera, y también decían que hay que llegar a Otero, pero a ver si lo ponen más cerca.
Un saludo:
Jamín
Caminaba el ejército de Pancho Villa por los montes medio desérticos mejicanos hacia su destino?, estirándose bastante el grueso del pelotón, cuando se oye una voz desde el grupo de cabeza:
-Viva la Virgen de Guadalupe.
Animado el ejército con su virgencita, aligera la marcha, caminando a un paso mucho más rápido, pero poco a poco y mermadas sus fuerzas va perdiendo vigor la marcha.
Al rato se oye de nuevo:
-Viva la Virgen de Guadalupe.
Aligeran la marcha momentáneamente, pero decae el ritmo rápidamente y así se repite la misma arenga varias veces. En un momento se oye de nuevo la voz desde la cabeza del pelotón:
-Viva la Virgen de Guadalupe.
Y como un eco de esta voz, desde la parte más rezagada del pelotón se oye:
-Sí, que viva la Virgen de Guadalupe, pero a ver si vive más cerca.
Parece ser que también había alucinaciones en nuestra tropa cuando caminaban por Santiago de las Villas y Carrocera, y también decían que hay que llegar a Otero, pero a ver si lo ponen más cerca.
Un saludo:
Jamín