De las
ruinas del
monasterio de
San Cipriano se aprovechó la
piedra y el solar para la actual
iglesia parroquial, y muchos elementos decorativos, incluyendo una serie de
canecillos o modillones, que soportaban la cornisa del
tejado, siguiendo una interesante estela del
románico popular leonés.
Estos canecillos incluían motivos alegóricos: conchas, cabezas, panes, cubos o figuras geométricas. todo fue sustraído y el
pueblo se hizo cargo de la reconstrucción de la Iglesia. Dos arcadas de medio punto, románico popular leonés y una apuntada de inspiración
gótica, probablemente del siglo XIV tomaron el relevo al recinto monacal. La talla original de San Cipriano, que ha desaparecido, pues la actual es de escayola, pertenece a la habitual legendaria del pastor que la encuentra en un despoblado, ´Las Triemes´, cerca de ´Los Avellanares´ de Casares.
Para determinar qué pueblo se quedaría con la imagen hubieron de competir dos
toros, arrastrando un madero. Venció el de Poladura, en cuyo honor se consagró el cenobio, con ésta y otras reliquias.