¡Ay pillín, pillín! Amigo Julio, se te cruzaron un poco las veceras. Te faltaron las Paridas que iban a Muñenes o Becenes o Carcedo y los Añojos que iban a los Porciles y la Cabaña de Valdosín. Én nuestro tiempo ya no había vecera de yegüas. Correcto, se decía: "vete a echar la vez" "vete a echar la vecera" "vete a echar la corrida". Te recuerdo que la Junta Ganadera era casi más poderosa que la Vecinal y tenía sus Ordenanzas. Y el Campanín del cementerio, que ahí sigue marcando la horas aunque nadie lo toque, era como el reloj de la Puerta del Sol señalando el momento de que todo cuadrúpedo moviera el rabo para ir a pastar. A veces, tenía otros fines más fúnebres. En un periódico de Madrid, el Roto dibuja un toro en el centro de la plaza y las graderías llenas y boca el toro pone: ¡Qué ganadería!