POLVOREDO: Un rato más tarde en verano el camino es un bullicio...

Un rato más tarde en verano el camino es un bullicio de gente, unos que suben y otros que bajan, cada cual a sus asuntos: el paseo del perro, el riego del prado, la leña, las escobas, las yeguas, las patatas con escarabajos, los quehaceres. Los saludos se hacen más apresurados, las conversaciones más cortas. A la gente del pueblo se le han unido veraneantes de Lario o de otros lugares que descubren maravillados por primera vez el encanto de los valles altos. Mateo que salió al rayar el alba regresa con su bolsa misteriosa, llena de setas y champiñones, o de arándanos si agosto toca a su fin.
A medio día, cuando el sol calienta fuerte, el camino al río La Puerta se apaga y deja de ser la calle central del pueblo, más poblada que la propia bolera. Pero llegará la tarde y volverá a cobrar vida como por la mañana. Ahora la gente que sale va en busca del cierzo que asoma detrás de la peña; ahora la gente que vuelve de los valles de arriba ha dejado atropados un carro de leña o un tractor de escobas.
Cuando pase el verano, camino arriba, camino abajo, el viejo y el niño serán otra vez los únicos caminantes al río La Puerta. El corzo macho, ya confiado, los mirará desde la peña despreocupado. Son los amigos de todo el año. (Segunda parte)

Toño.