Tanto la hacendera como las veceras se me antojan modos de convivencia en los que predomina la función del grupo sobre el individuo. Tal vez eran reminiscencias de otros modos de vivir más antiguos.
Hoy ya no hay veceras porque apenas hay animales; ni hay hacenderas porque cada cual va a lo suyo y, además, porque los trabajos que se realizaban con ese método hoy debería hacerlos el ayuntamiento contratando a jóvenes o personas mayores pero no jubiladas en desempleo.
Lo que sí permanecen son los pastos comunes y las derrotas, aunque también han cambiado de sentido, porque desde hace tiempo el ganado viene pastando fincas particulares fuera del tiempo de derrotas y, además, los pastores de batería han ido cambiando de lugar de manera incomprensible para el que no viva allí.
( Ya está bien. Ahora le toca al de los añojos. Animo, te esperamos)
Tño2.
Hoy ya no hay veceras porque apenas hay animales; ni hay hacenderas porque cada cual va a lo suyo y, además, porque los trabajos que se realizaban con ese método hoy debería hacerlos el ayuntamiento contratando a jóvenes o personas mayores pero no jubiladas en desempleo.
Lo que sí permanecen son los pastos comunes y las derrotas, aunque también han cambiado de sentido, porque desde hace tiempo el ganado viene pastando fincas particulares fuera del tiempo de derrotas y, además, los pastores de batería han ido cambiando de lugar de manera incomprensible para el que no viva allí.
( Ya está bien. Ahora le toca al de los añojos. Animo, te esperamos)
Tño2.