Un viejo
árbol del amor que se erguía majestuoso a un lado de la
carretera de
Pombriego, fue cortado. Durante años, sus ramas ofrecieron un regalo para la vista con sus preciosas
flores, y sus hojas, al caer, cubrían el suelo con una alfombra dorada que parecía abrazar a la tierra. Ahora, su tronco caído permanece como un triste recuerdo.