El niño y sus
cabras
Un niño tenía unas cabras muy bonitas y cada mañana, muy temprano, cogía una vara y las conducía al lado de la
montaña, donde podían
comer y engordar.
Una
noche, a la hora de volver al hogar, el niño dijo a las cabras: "¡A la
casa! ¡A la casa!" Pero las cabras no le hicieron caso. En lugar de eso, correteaban sin prestarle atención. El niño cogió una vara y corrió atrás de ellas gritando: "¡A la casa, a la casa! ¡cabras!".
En lugar de hacer lo que se les decía, las cabras
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