Si la emigración en la década 1960-70 provocó en
Cabrera la inversión del crecimiento natural y el resquebrajamiento de la actividad productiva tradicional y la estructura social de los Concejos -sirva como ejemplo la pérdida de 977 habitantes (40%) en el municipio de Benuza durante ese período-, la puesta en explotación de las pizarras constituyó en la década siguiente una enorme
fuente de riqueza que ha trastocado las perspectivas de muchas personas y
pueblos, así como la organización comarcal.
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