El cerezo silvestre se distribuye en España sobre todo por la mitad norte peninsular, siendo árbol frecuente en Galicia, especialmente en la mitad oriental de la región.
Su interés forestal radica en el valor paisajístico, derivado sobre todo de su floración y de la coloración otoñal de las hojas, de su valor natural por servir de alimento para la fauna silvestre y por la posibilidad de producir madera de excelente calidad.