Madre del Resucitado,
Madre de la victoria, Virgen del glorioso triunfo de Jesús
Sobre el pecado, el dolor y la muerte.
Tú eres la mejor testigo
De la noche oscura de tu Hijo sobre el monte,
Del fracaso estrepitoso de su amor
Y de la amarga derrota de su entrega.
Pero desde la madrugada del Domingo
Tú sabes muy bien que su tumba quedó vacía,
Que las llagas son ahora signos de su gloria,
Y que sus lágrimas son semillas de vida nueva.
Así, Madre querida, es... El nuevo manto de la Virgen hay que hagradecerselo a Mary Cruz, que es la que lo donó, Gracias en nombre de todos los agradecidos.