Madre de la alegría intensa,
Señora del gozo y del encanto,
Tú escuchaste un día estas palabras
Que cambiaron tu historia y la nuestra:
¡Alégrate, María!".
Y en esa hora tu corazón saltó
Lleno de entusiasmo.
Desde entonces tu rostro y tu sonrisa
Nos hablan de tu alegría más profunda.
Tú cantaste llena de gozo:
"Mi alma glorifica al Señor mi Dios...
Se alegra mi espíritu en mi Salvador..."
"Dichosa me llamarán todas las generaciones"...