Para ser labrador era imprescindible disponer de al menos dos vacas a fin de uncirlas y con ellas arar con arado de madera, trillar, transportar con el tradicional carro, etc.
Daban leche y un ternero al año. Fáciles de domesticar, esclavas, comían paja trillada con harina de centeno, hierba seca y aprovechaban el pasto cuando no trabajaban. Su estiércol mezclado con urces y paja a trozos, se aprovechaba para abonar las fincas. Las cornales eran de primera calidad
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