Me siento delante del ordenador y recuerdo con cariño esos primeros años en que sólo tenías claro jugar. Y en la escuela tu única preocupación era esperar a salir.
Lo normal era ir poco a la escuela. A los ocho años ya te sacaban para ayudar en las labores del campo. En un curso era normal faltar a clase un par de meses. La verdad es que gastabas pocos pizarrines. ¿Qué eran pizarrines? El papel era caro y los críos llevábamos en la cartera una pizarrica pequeña de... “Con el recuerdo intacto de las cosas
que embellece el tiempo y la distancia,
retornan hoy a mi memoria
cual bandadas de palomas blancas,
siempre vivos, siempre intactos,
los plácidos recuerdos de mi infancia”.