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POZOS: La carreta vacía El que sabe, suele hablar poco; el...

La carreta vacía
El que sabe, suele hablar poco; el que habla mucho, suele saber poco. El que profundiza en las cosas, suele hablar con prudencia y con mesura


La carreta vacía
«Caminaba despacio con mi padre, cuando él se detuvo en una curva y, después de un pequeño silencio, me preguntó: “Además del canto de los pájaros, ¿escuchas alguna cosa más?”. Agucé el oído y le respondí: “Oigo el ruido de una carreta”. “Eso es —dijo mi padre—, una carreta, pero una carreta vacía”. Pregunté a mi padre: “¿Cómo sabes que está vacía, si aún no la hemos visto?”.

»Entonces mi padre respondió: “Es muy fácil saber cuándo una carreta está vacía, por el ruido. Cuanto más vacía va la carreta, mayor es el ruido que hace”.

»Me convertí en adulto, y ahora, cuando veo a una persona hablando demasiado, interrumpiendo la conversación, siendo inoportuna o arrogante, presumiendo de lo que tiene o de lo que es, mostrándose prepotente o menospreciando a los demás, tengo la impresión de oír de nuevo la voz de mi padre diciendo: "Cuanto más vacía va la carreta, mayor es el ruido que hace". La humildad hace callar a nuestras virtudes y permite a los demás descubrirlas, y nadie está mas vacío que quien está lleno de sí mismo.»

Es interesante el mensaje que nos deja de este viejo relato. Cuando imaginamos el paso de una carreta llena de carga, esforzada, silenciosa, un poco hundida por el peso que lleva, esa imagen nos transmite una sensación de plenitud y de silencio. Y algo parecido sucede con las personas. Hay vidas que están llenas de contenido, de esfuerzo y de sentido. Suelen ser vidas activas y luchadoras, pero hacen poco ruido. Son vidas que no cuadran con los alardes grandilocuentes de actividad, ni con los excesos de protagonismo personal, ni con el individualismo que suele delatar ocultas faltas de rectitud y de sentido de servicio.