Medicina Medieval II: Efectos terapéuticos de las plantas
Siguiendo con los preparados herbológicos de la Medicina Medieval, hablaré hoy de cómo se clasifican las plantas medicinales, según su efecto terapéutico, el cual vendrá dado por la naturaleza química de la planta. Lo habitual es que una planta tenga varios usos.
AMARGAS: Influyen sobre la función gástrica, especialmente en caso de inapetencia, por lo que también se les llama aperitivas. Hay varios tipos y se suelen emplear antes de las comidas: 1) amargas puras, como la genciana, centaura mayor o trébol acuático; 2) amargas aromáticas, como la artemisa, angélica o el acoro; 3) amargas astringentes, como la corteza de candurango, muy eficz contra catarros y gastritis ligeras; 4) amargas murcilaginosas, como le tusílago y el cáñamo.
TóNICAS: Contra el cansancio, son reconstituyentes: ajenjo oficinal, árnica, centaurea, dulcamara, enula campana, genciana, hierba de los gatos, hojas y flores de hisopo, lúpulo, menta, rábano silvestre, salvia.
EMOLIENTES: ayudan a hidratar la piel y a restaurar el aceite perdido por la deshidratación cutánea. Si se emplean correctamente, son parte esencial del control del eccema y permiten que la piel cuente con suficiente tiempo para sanar: altea, consuelda mayor, lino, violeta.
ASTRINGENTES: Estas plantas contienen alto contenido en taninos, los cuales actúan sobre la epidermis o las mucosas. También drenan el tejido y tienen acción antiinflamatoria. Cortan hemorragias. Plantas astringentes, son: el arándano, hipérico, salvia, tormentilla, margarita, potentilla, verónica, agrimonia, pulmonaria, la corteza de roble y la de sauce, bardana, hepática, nogal, llantén, corteza de fresno, orégano, agripalma, hisopo, consuelda mayor, rosa, entre muchas otras.
VULNERARIAS: Tienen la capacidad de reducir inflamaciones a la vez que aceleran la renovación de los tejidos dañados. Por ejemplo: manzanilla, meliloto y la caléndula cicatrizan las heridas y curan enfermedades de la piel. El brezo es un antiinflamatorio potente de las vías urinarias, mientras que el romero es antirreumático.
CARMINATIVAS: Ejercen una influencia beneficiosa sobre la evacuación de los gases intestinales, contracciones dolorosas y los calambres de los músculos lisos del intestino. Además de reducir el dolor, frenan el desarrollo de bacterias rsponsables de las fermentaciones. Estas plantas contienen sustancias espasmolíticas como la manzanilla, el anís, hinojo, enebro, menta piperita, salvia, meliloto, entre otras.
DIAFORéTICAS o SUDORíFICAS: Facilitan la transpiración. Entre ellas, el gordolobo, saúco negro, manzanilla, tilo, fumaria, hojas de grosello negro, ulmaria, verónica, bardana o la trinitaria.
ANTIDIAFORéTICAS: Reducen la transpiración excesiva, como la salvia, valeriana y belladona, en aplicaciones internas; y el nogal o la corteza de roble, en aplicaciones externas.
DIURéTICAS: Favorecen o aumentan la cantidad de orina eliminada. Son además ligeramente desinfectantes y útiles frente a afecciones de las vía urinarias, cálculos pequeños o sedimentos en la orina. Entre ellas, el brezo, bolsa de pastor, cardo santo, hoja de abedul, raíz de bardana, ortiga, agripalma o capuchina.
EXPECTORANTES: Facilitan la expectoración. Son sobre todo plantas mucilaginosas, que se hinchan con agua permitiendo humedecer la zona de la laringe. Su acción reduce la tos y la inflamación. Las plantas con propiedades eméticas, aumentan las secreciones de los bronquios y glándulas bronquiales, provocando náuseas que, en ocasiones, son incluso deseables, aunque en dosis elevadas, pueden ser vomitivas. En el caso de sustancias con propiedades estimulantes, excitan las mucosas y facilitan la disolución de estas y, por tanto, la expectoración. También son desinfectantes y relajantes. Entre las plantas expectorantes, las expectorantes eméticas y las expectorantes estimulantes se hallan el gordolobo, malva, malvavisco, llantén, gatuña, hinojo, hojas de menta, tomillo, serpol y semilla del lino.
ANTITUSIVAS: Parecidas a las anteriores, pero que también calman la tos: tusílago, regaliz o la pepita de membrillo.
FEBRíFUGAS: Contra la fiebre, bajan la temperatura corporal: centaurea, genciana, germandrina.
COLAGOGAS: Ayudan a la producción de bilis en las células hepáticas o eliminarla de la vesícula y vías biliares. Entre ellas, la agrimonia, marrubio, agracejo, orégano, hierbabuena, helenio o el ruibarbo.
LAXANTES: Aceleran la evacuación intestinal: raíces de ruibarbo y regaliz, cambronera, trinitaria, nuez, berberis, pedúnculo foliado del yezgo o el lino.
CARDIOTóNICAS: Aceleran el ritmo cardiaco: la digital, espino albar, eléboro, adonis y el lirio de los valles.
ANTIASMáTICAS: Acción antiespasmódica bronquial: belladona, beleño y estramonio.
SEDANTES: Actúan sobre el sistema nervioso central, relajando: valeriana (sobre todo, la raíz), brezo, espliego, lúpulo y pasionaria.
ANTIESCLERóTICAS: Ejercen sobre las alteraciones degenerativas del sistema circulatorio. Muy buenas contra el colesterol. Entre las plantas adecuadas, funcionan muy bien las ricas en vitamina C y en rutina, como las hojas y flores del espino albar, el muérdago, la drosera o el ajo.
HIPOTENSIVAS: Actúan sobre la hipertensión: valeriana, cornezuelo de centeno, espino albar, lúpulo, ajo, meliloto y avena.
AROMáTICAS: Además de antisépticos, son útiles para corregir el sabor y el olor de otras: salvia, espliego, romero, menta, naranjo, leveche y manzanilla romana.
ANTIHELMíNTICAS o VERMíFUGAS: Contra parásitos intestinales, facilitan su expulsión: fumaria, helecho macho, zanahoria, granada, calabaza y cebolla.
ANTIDIABéTICAS: Ayudan a producir insulina en el páncreas: arándano, bardana, cenaturea menor, artemisa y cardo santo.
GINECOLóGICAS: Contra dolores menstruales y calambres de la pelvis, también sirven tras el parto o un aborto: bolsa de pastor, potentilla, hipérico o ruda. Para estimular la secreción láctea: hinojo, anís o alholva.
CITOSTáTICAS: Acción antitumoral: muérdago, nenúfar, y determinados alcaloides, como la doncella.
*Fuentes: Mis apuntes y el Diccionario de Plantas Medicinales de óscar Yarza.
Siguiendo con los preparados herbológicos de la Medicina Medieval, hablaré hoy de cómo se clasifican las plantas medicinales, según su efecto terapéutico, el cual vendrá dado por la naturaleza química de la planta. Lo habitual es que una planta tenga varios usos.
AMARGAS: Influyen sobre la función gástrica, especialmente en caso de inapetencia, por lo que también se les llama aperitivas. Hay varios tipos y se suelen emplear antes de las comidas: 1) amargas puras, como la genciana, centaura mayor o trébol acuático; 2) amargas aromáticas, como la artemisa, angélica o el acoro; 3) amargas astringentes, como la corteza de candurango, muy eficz contra catarros y gastritis ligeras; 4) amargas murcilaginosas, como le tusílago y el cáñamo.
TóNICAS: Contra el cansancio, son reconstituyentes: ajenjo oficinal, árnica, centaurea, dulcamara, enula campana, genciana, hierba de los gatos, hojas y flores de hisopo, lúpulo, menta, rábano silvestre, salvia.
EMOLIENTES: ayudan a hidratar la piel y a restaurar el aceite perdido por la deshidratación cutánea. Si se emplean correctamente, son parte esencial del control del eccema y permiten que la piel cuente con suficiente tiempo para sanar: altea, consuelda mayor, lino, violeta.
ASTRINGENTES: Estas plantas contienen alto contenido en taninos, los cuales actúan sobre la epidermis o las mucosas. También drenan el tejido y tienen acción antiinflamatoria. Cortan hemorragias. Plantas astringentes, son: el arándano, hipérico, salvia, tormentilla, margarita, potentilla, verónica, agrimonia, pulmonaria, la corteza de roble y la de sauce, bardana, hepática, nogal, llantén, corteza de fresno, orégano, agripalma, hisopo, consuelda mayor, rosa, entre muchas otras.
VULNERARIAS: Tienen la capacidad de reducir inflamaciones a la vez que aceleran la renovación de los tejidos dañados. Por ejemplo: manzanilla, meliloto y la caléndula cicatrizan las heridas y curan enfermedades de la piel. El brezo es un antiinflamatorio potente de las vías urinarias, mientras que el romero es antirreumático.
CARMINATIVAS: Ejercen una influencia beneficiosa sobre la evacuación de los gases intestinales, contracciones dolorosas y los calambres de los músculos lisos del intestino. Además de reducir el dolor, frenan el desarrollo de bacterias rsponsables de las fermentaciones. Estas plantas contienen sustancias espasmolíticas como la manzanilla, el anís, hinojo, enebro, menta piperita, salvia, meliloto, entre otras.
DIAFORéTICAS o SUDORíFICAS: Facilitan la transpiración. Entre ellas, el gordolobo, saúco negro, manzanilla, tilo, fumaria, hojas de grosello negro, ulmaria, verónica, bardana o la trinitaria.
ANTIDIAFORéTICAS: Reducen la transpiración excesiva, como la salvia, valeriana y belladona, en aplicaciones internas; y el nogal o la corteza de roble, en aplicaciones externas.
DIURéTICAS: Favorecen o aumentan la cantidad de orina eliminada. Son además ligeramente desinfectantes y útiles frente a afecciones de las vía urinarias, cálculos pequeños o sedimentos en la orina. Entre ellas, el brezo, bolsa de pastor, cardo santo, hoja de abedul, raíz de bardana, ortiga, agripalma o capuchina.
EXPECTORANTES: Facilitan la expectoración. Son sobre todo plantas mucilaginosas, que se hinchan con agua permitiendo humedecer la zona de la laringe. Su acción reduce la tos y la inflamación. Las plantas con propiedades eméticas, aumentan las secreciones de los bronquios y glándulas bronquiales, provocando náuseas que, en ocasiones, son incluso deseables, aunque en dosis elevadas, pueden ser vomitivas. En el caso de sustancias con propiedades estimulantes, excitan las mucosas y facilitan la disolución de estas y, por tanto, la expectoración. También son desinfectantes y relajantes. Entre las plantas expectorantes, las expectorantes eméticas y las expectorantes estimulantes se hallan el gordolobo, malva, malvavisco, llantén, gatuña, hinojo, hojas de menta, tomillo, serpol y semilla del lino.
ANTITUSIVAS: Parecidas a las anteriores, pero que también calman la tos: tusílago, regaliz o la pepita de membrillo.
FEBRíFUGAS: Contra la fiebre, bajan la temperatura corporal: centaurea, genciana, germandrina.
COLAGOGAS: Ayudan a la producción de bilis en las células hepáticas o eliminarla de la vesícula y vías biliares. Entre ellas, la agrimonia, marrubio, agracejo, orégano, hierbabuena, helenio o el ruibarbo.
LAXANTES: Aceleran la evacuación intestinal: raíces de ruibarbo y regaliz, cambronera, trinitaria, nuez, berberis, pedúnculo foliado del yezgo o el lino.
CARDIOTóNICAS: Aceleran el ritmo cardiaco: la digital, espino albar, eléboro, adonis y el lirio de los valles.
ANTIASMáTICAS: Acción antiespasmódica bronquial: belladona, beleño y estramonio.
SEDANTES: Actúan sobre el sistema nervioso central, relajando: valeriana (sobre todo, la raíz), brezo, espliego, lúpulo y pasionaria.
ANTIESCLERóTICAS: Ejercen sobre las alteraciones degenerativas del sistema circulatorio. Muy buenas contra el colesterol. Entre las plantas adecuadas, funcionan muy bien las ricas en vitamina C y en rutina, como las hojas y flores del espino albar, el muérdago, la drosera o el ajo.
HIPOTENSIVAS: Actúan sobre la hipertensión: valeriana, cornezuelo de centeno, espino albar, lúpulo, ajo, meliloto y avena.
AROMáTICAS: Además de antisépticos, son útiles para corregir el sabor y el olor de otras: salvia, espliego, romero, menta, naranjo, leveche y manzanilla romana.
ANTIHELMíNTICAS o VERMíFUGAS: Contra parásitos intestinales, facilitan su expulsión: fumaria, helecho macho, zanahoria, granada, calabaza y cebolla.
ANTIDIABéTICAS: Ayudan a producir insulina en el páncreas: arándano, bardana, cenaturea menor, artemisa y cardo santo.
GINECOLóGICAS: Contra dolores menstruales y calambres de la pelvis, también sirven tras el parto o un aborto: bolsa de pastor, potentilla, hipérico o ruda. Para estimular la secreción láctea: hinojo, anís o alholva.
CITOSTáTICAS: Acción antitumoral: muérdago, nenúfar, y determinados alcaloides, como la doncella.
*Fuentes: Mis apuntes y el Diccionario de Plantas Medicinales de óscar Yarza.