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Brecina, un poderoso diurético

Se muestra eficaz en el tratamiento de infecciones urinarias, gota e hipertensión.

Entre mediados de verano y otoño muchos paisajes de montaña se tiñen de rosa intenso con la brecina (Calluna vulgaris L.). Este arbusto enano forma extensos tapices en landas, collados y prados altos de montaña. Se extiende por todo el país, salvo el sureste, el valle del Ebro y las Baleares. Con fines terapéuticos se cosechan las sumidades floridas.

Su composición bioquímica incluye arbutósidos, ericodinina, quercitina, flavonoides y taninos, y como otras plantas de su familia, las ericáceas, destaca ante todo como un potente antiséptico urinario.

Con efecto antimicrobiano
El arbutósido, por la acción de la flora intestinal, libera hidroquinona, una sustancia de efectos antimicrobianos que se elimina por vía renal. Eso explica que la brecina, como la gayuba y el madroño, resulte muy eficaz para combatir infecciones en el tracto urinario, como cistitis y ureteritis. Estimula la emisión de orina, reduce la retención de líquidos y ayuda a prevenir o eliminar edemas y cálculos renales. Por sus virtudes diuréticas, se indica igualmente en caso de exceso de urea y ácido úrico, y como un recurso para regular la tensión sanguínea.

Para tratar la infección en la vejiga y aliviar los espasmos, los expertos recomiendan una excelente fórmula diurética y antiséptica que combina las sumidades de brecina con otras dos plantas ericáceas, la gayuba y el arándano, más hojas de abedul y flores de malva. Se hierven cuatro cucharadas de la mezcla por litro de agua un par de minutos y se deja reposar tapado otros diez. Se cuela bien y se bebe a pequeñas dosis a lo largo del día.

Para tratar la gota y los procesos artrósicos, con dolor, se combina brecina con vara de oro, abedul, lespedeza e hinojo, en las mismas proporciones que la fórmula anterior. Se puede tomar entre 3 y 5 veces al día.

La brecina también es astringente y antidiarreica, y combinada con malva o llantén se ha indicado en diarreas puntuales y en hemorragias intestinales.

En el mercado se presenta en forma de planta seca para infusión, en extracto líquido, tintura y cápsulas.

Para limpiar y cicatrizar heridas
En uso externo la brecina favorece la eliminación de eccemas, granos y forúnculos, limpia y cicatriza heridas superficiales, y alivia el dolor de encías y muelas. Para las heridas, se hierven durante cinco minutos dos cucharadas de brecina con milenrama, tomillo y caléndula por medio litro de agua, se deja reposar y se cuela. Con la infusión, se empapan unas gasas o compresas y se aplican sobre el área afectada.

Precauciones.Por la presencia de taninos, puede irritar las mucosas digestivas, por lo que conviene asociarla a plantas demulcentes como el llantén, la malva o el malvavisco. Y se desaconseja su uso, por este mismo motivo, a pacientes aquejados de gastritis o úlcera gastroduodenal. En todo caso, se recomiendan tratamientos discontinuos, de unos 8-10 días, y ajustarse a las dosis indicadas.

Jordi Cebrián
Asesora: J Mª Teixé, herborista de «El Manantial.