De su pasado agrícola poco queda. En otro tiempo el centeno constituía la base de la alimentación y como en los demás pueblos de la zona no solo servía para el sustento humano sino como alimento para el ganado y para la cubrición de sus tejados de los pajares . No queda ningún techo de centeno en la actualidad en el pueblo, a ello no solo contribuyó la modernización de su economía sino las directrices políticas del ayuntamiento de Truchas. Debido al alto riesgo de incendios que suponían los tejados vegetales, los diferentes alcaldes cargaron a sus propietarios con un nuevo impuesto. Todo ello llevó a la sustitución de los tejados por otro material abundante en la zona y de excelente calidad: la pizarra o pro la horripilante uralita. Aún así algunas de sus edificaciones conservan características de las antiguas cubiertas de paja . ! Qué pena de los incultos alcaldes sobre lo típico y tradiciones de la zona.¡.