
La falta de comunicaciones ha sido la principal causa de los problemas sociales y económicos de Cabrera, desde un olvido total por parte de la Administración. En un periódico de 1913 leemos: “En toda esta comarca, de más de 70 leguas cuadradas, ya veis que no la cruza ni una carretera ni existe un puente, ni la menor obra hecha por el Estado”. En 1934 las carreteras terminaban en Castrocontrigo, en la de Astorga a Sanabria, y en Castroquilame desde Puente de Domingo Flórez. En 1937 se empezó la carretera Castrocontrigo-Truchas, corriendo este trabajo por cuenta de un grupo de prisioneros de la guerra civil. Un vehículo de motor pudo llegar a Truchas en 1940, estableciéndose una línea de viajeros a Castrocontrigo. En 1948 se prolongó la carretera por el río Cabrera hasta Pombriego. La que uniría las dos Cabreras, de Truchas a La Baña, se inició en el año 1950 con cargo a los fondos del Estado llegando hasta el Alto de Carvajal, donde permanecieron interrumpidas las obras hasta 1963 en que llegó a Quintanilla de Losada, corriendo la Diputación de León con los trabajos. En los años siguientes se realizaron los tramos Quintanilla-La Baña, Truchas-Corporales, Corporales-Odollo, Pombriego-Odollo, Pombriego-Benuza y Pombriego-Silván. El proyecto de carretera entre La Baña y Casa La Cueva para unir Losada con Valdeorras echa a andar en 1979 con la apertura de la caja, siendo asfaltada en el verano de 1980, así como el tramo Odollo-Herrería de Llamas. En la primavera de 1981 se quiere meter piedra en el piso de la carretera Casa La Cueva-La Baña, pero la negativa por parte de algunos vecinos de ceder los terreros hace que la obra se encuentre parada hasta finales del mismo año. Por esas fechas los tramos Quintanilla-La Baña y Corporales-Nogar son objeto de una buena reparación y ampliación. A finales de la década de los 80 se construyen los caminos de Truchillas a Escuredo, de Corporales a Ponferrada por El Morredero y de La Baña a Silván, terminados de asfaltar hace pocos años. Los más de 250 Km. De caminos asfaltados con que cuenta la Cabrera favorecieron la progresiva dotación de servicios a sus núcleos urbanos: correos, teléfono, luz eléctrica, agua corriente, alcantarillado, pavimentación de calles, etc.
Un hecho importantísimo en la reciente historia de Cabrera es la publicación en 1964 de “Donde Las Hurdes se llaman Cabrera”, por la pluma de Ramón Carnicer. El relato del viaje a pie que éste realizó remontando el río Cabrera desde Puente hasta su nacimiento, pasando a Silván y terminando en Benuza, desde el 27 de junio al 3 de julio de 1962, fue un aldabonazo a la inercia con que se tenía amordazada a esta comarca. No es un simple libro de viajes; debajo de sus palabras palpita una honda preocupación social. Sus páginas recogen los paisajes y personajes más variados, pero sobre todo, la problemática de un abandono secular que tendía a perpetuar un ostracismo hiriente. El autor sufrió grandes críticas por este libro, tal vez venía con prejuicios establecidos dando claras connotaciones a su relato, en el que no destacó la hospitalidad que recibió de la gente de Cabrera.
A lo largo del siglo XX cinco informes técnicos se han realizado sobre Cabrera. El primero -1932- que es breve, se fija en aspectos como la vivienda, educación, alimentación, etc.; propone un plan urgente de carreteras y valora el trabajo comunal de los vecinos. En 1964 Cáritas diocesana, desde una óptica de desarrollo, contempla con enorme pesimismo la realidad cabreiresa; la única solución que propone es la “erradicación total de la población” y una preparación de la gente para la emigración. La Diputación de León en el intervalo de 15 años -1965 y 1980- elabora dos estudios sumamente amplios, tocando aspectos geográficos, de población, socio-económicos (educación, sanidad, agricultura y ganadería, transporte, comercio, vías de comunicación...), administrativos (presupuestos de los ayuntamientos, inversiones realizadas, etc.). El primero, profundamente optimista, resalta como pilares del futuro económico los saltos de agua, la repoblación forestal y la explotación ganadera. El segundo refleja la evolución de los diversos sectores y destaca el aspecto dinaminazor de las extracciones pizarreras. El último data de 1981, a raíz de la declaración de Cabrera como Comarca de Acción Especial. Por primera vez se hace el estudio con encuestas a la población; dedica un largo capítulo a las canteras de pizarra.
Un hecho importantísimo en la reciente historia de Cabrera es la publicación en 1964 de “Donde Las Hurdes se llaman Cabrera”, por la pluma de Ramón Carnicer. El relato del viaje a pie que éste realizó remontando el río Cabrera desde Puente hasta su nacimiento, pasando a Silván y terminando en Benuza, desde el 27 de junio al 3 de julio de 1962, fue un aldabonazo a la inercia con que se tenía amordazada a esta comarca. No es un simple libro de viajes; debajo de sus palabras palpita una honda preocupación social. Sus páginas recogen los paisajes y personajes más variados, pero sobre todo, la problemática de un abandono secular que tendía a perpetuar un ostracismo hiriente. El autor sufrió grandes críticas por este libro, tal vez venía con prejuicios establecidos dando claras connotaciones a su relato, en el que no destacó la hospitalidad que recibió de la gente de Cabrera.
A lo largo del siglo XX cinco informes técnicos se han realizado sobre Cabrera. El primero -1932- que es breve, se fija en aspectos como la vivienda, educación, alimentación, etc.; propone un plan urgente de carreteras y valora el trabajo comunal de los vecinos. En 1964 Cáritas diocesana, desde una óptica de desarrollo, contempla con enorme pesimismo la realidad cabreiresa; la única solución que propone es la “erradicación total de la población” y una preparación de la gente para la emigración. La Diputación de León en el intervalo de 15 años -1965 y 1980- elabora dos estudios sumamente amplios, tocando aspectos geográficos, de población, socio-económicos (educación, sanidad, agricultura y ganadería, transporte, comercio, vías de comunicación...), administrativos (presupuestos de los ayuntamientos, inversiones realizadas, etc.). El primero, profundamente optimista, resalta como pilares del futuro económico los saltos de agua, la repoblación forestal y la explotación ganadera. El segundo refleja la evolución de los diversos sectores y destaca el aspecto dinaminazor de las extracciones pizarreras. El último data de 1981, a raíz de la declaración de Cabrera como Comarca de Acción Especial. Por primera vez se hace el estudio con encuestas a la población; dedica un largo capítulo a las canteras de pizarra.