Vigilar mientras todos duermen
Definitivamente hay que vigilar. No nos queda sino vigilar mientras todos duermen. (E. Montejo). La labor del poeta es la de la vigilancia. La tarea de la poesía: vigilar. Que la eternidad no es más que el mar andando con el sol. O una calle, el mundo de madrugada, no más que la vigilia del poeta. Sentemos día y noche a la Belleza sobre las rodillas, a pesar de que amarga la sintamos y tengamos que injuriarla. Escuchemos las estrellas, sentados al borde de la noche o el camino. Enconchémonos nomás en el misterio. Hagamos lo imposible con tal de ser videntes. Abordemos lo desconocido por medio del desequilibrio de todos los sentidos. Necesario ser Vidente. Hacerse Vidente. Volverse Vidente. Vigilante. Por un largo, inmenso y razonado desarreglo de todos los sentidos.
Definitivamente hay que vigilar. No nos queda sino vigilar mientras todos duermen. (E. Montejo). La labor del poeta es la de la vigilancia. La tarea de la poesía: vigilar. Que la eternidad no es más que el mar andando con el sol. O una calle, el mundo de madrugada, no más que la vigilia del poeta. Sentemos día y noche a la Belleza sobre las rodillas, a pesar de que amarga la sintamos y tengamos que injuriarla. Escuchemos las estrellas, sentados al borde de la noche o el camino. Enconchémonos nomás en el misterio. Hagamos lo imposible con tal de ser videntes. Abordemos lo desconocido por medio del desequilibrio de todos los sentidos. Necesario ser Vidente. Hacerse Vidente. Volverse Vidente. Vigilante. Por un largo, inmenso y razonado desarreglo de todos los sentidos.