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POZOS: La lana fue muy utilizada en Pozos, pues era la materia...

La lana fue muy utilizada en Pozos, pues era la materia textil, junto con el lino, que se tenía más a mano. Todas las familias poseían alguna docena de ovejas y su lana se usaba para meter en los colchones, para tejer calcetines gordos, medias, refajos y hasta vestidos y faldas. Algunas veces se llevaba al Val de San Lorenzo án para hacer obertores, capotes, etc.

Las ovejas se esquilaban por el mes de junio, del día veinticinco en adelante, y se iban metiendo los vellones en sacos. También se recogían las vedijas, que eran los trozos de lana, más pequeños, que se sacaban de las patas y del rabo de las ovejas.

Por el mes de septiembre, una vez acabados los trabajos de las eras, se empleaba un día entero para lavar la lana en el río o en el regato de riomadre. De ponía a secar en las Llagunas...

Durante el invierno, en el transcurso de las trasnochadas, se empezaba por escarmenar la lana. Esto consistía en ir quitando las pajas que se habían quedado pegadas al vellón. Esta labor era muy entretenida, pues se tenía que ir abriendo la lana con las manos y arrancando las pajas y otras impurezas una a una.

Si la lana iba a ser empleada para hacer colchones o almohadas, no necesitaba más trabajos posteriores que el apaleo para que quedase hueca. Y, en estas ocasiones, se guardaba hasta que la economía familiar permitía comprar un corte de tela apropiado a tal fin.

La lana que se destinaba a los tejidos tenía que ser cardada. Este trabajo solían realizarlo las abuelas o las mujeres más mayores de la casa. Lo hacían con dos cardas, que eran dos rectángulos de madera con un agarradero para manejarlas. En la parte interior llevaban unas hileras de púas. Se cogía un trozo de lana y se colocaba entre ambas cardas, moviendo éstas la una contra la otra de forma que la lana quedara como peinada. Después se iba colocando en cestas.

Para hilar la lana se utilizaba la rueca y el huso. La rueca se hacía con un palo que tuviera cuatro o cinco ramas, que te ataban en su parte superior.

Alrededor de esta especie de jaula que se formaba con las ramas mencionadas, se iba enrollando la lana ya cardada. Después se colocaba la rueca en algún agujero de la pared o entre las tablas del respaldo de algún "taurete" o en el mandil que llevaban las mujeres. para que permaneciese fija, se iban cogiendo pequeños copos y estirando, al tiempo que se torcía con las manos y el peso del huso, que permanecía girando en vilo. De esta manera la lana quedaba hilada.

El huso llevaba una pequeña ruedecilla de madera en la parte inferior con el fin de evitar que se saliera el ovillo que se iba formando. Cuando el ovillo era suficientemente grande, se cortaba la lana y se comenzaba uno nuevo.

Con esta lana así hilada, hacían las mujeres los calcetines gruesos que usaban los hombres, también se hacían las medias para las mujeres. Ambos, "calcetines de lana y medias, se tejían con cuatro agujas, y se hacían de una sola pieza y sin costuras. El hacerlo era todo un arte. Asimismo, se tejían calcañares, es decir, piezas para reparar la planta de las medias rotas.

hilando Maxima

Las bajas temperaturas de Pozos durante los inviernos, obligaba a usar refajo, que era una especie de enagua que llevaban las mujeres debajo del vestido y que también se hacía con lana. Los refajos unas veces se confeccionaban con aguja, y otras con ganchillo, y en algunas ocasiones hasta se teñía la lana para que quedasen más coloridos y vistosos.

Los jerséis y las rebecas también se hacían con lana hilada y, cuando no se disponía de otro material, hasta los vestidos, que se teñían con hollín de las chimeneas para que tomasen un color beige o crudo. O se teñían con colores comprados..

Por último, se tejían chalinas o bufandas, guantes, gorros y capuchas y toda una larga serie de piezas necesarias para soportar los crudos inviernos.