En
Cabrera Baja el
horno se calentaba con la madera de los sardones que los
ganados en las
cuadras durante el
invierno comia sus hojas.
En
Pozos, se calentaba con atados de urces, tojos y también con el ramajo de roble que antes habían pelado las
cabras y las
ovejas en la
cuadra. ¡Y qué ricas empanadas salían!