LA CRÓNICA 22-7-2009
Las Hurdes ya no se llaman Cabrera
El pasado sábado la Cabrera se vistió de fiesta. Hace ya cerca de dos décadas que los ayuntamientos de Puente, Benuza, Castrillo, Encinedo y Truchas decidieron hermanarse a través de esta celebración turnándose como anfitriones. Creo que a lo largo de mi vida política nunca he faltado a este festejo en el que los vecinos se vuelcan para recibir con los brazos abiertos a todos los visitantes a los que agasajan con lo mejor de sí mismos. Se trata de una romería en la que participan todos los habitantes de esta preciosa aunque históricamente maltratada comarca que tanto ha aportado y aporta a la economía provincial. A los actos asistían siempre representantes de las instituciones superiores: la Junta de Castilla y León, entre ellos el presidente Juan José Lucas, los máximos responsables de la Diputación Provincial, como José Antonio Díez o Javier García Prieto, y por supuesto los distintos diputados provinciales del Bierzo y Astorga.
Este año como no podía ser menos, el Ayuntamiento de Puente de Domingo Flórez organizó una gran fiesta en la que disfrutaron personas de todas las edades: mayores, jóvenes, niños, hombres y mujeres, asociaciones sociales y deportivas, todo el mundo fue bien recibido. Lamentablemente los asistentes se encontraron con el vacío y el desprecio de los gobernantes de la Junta y la Diputación, que tuvieron otras prioridades y decidieron no acudir a este tradicional festejo en el que lo de justicia sería escuchar las reivindicaciones de los cinco alcaldes y adquirir algún compromiso con esta zona que ha sido generosa con toda la provincia pero que a cambio sólo ha recibido olvido y desinterés.
Quiero decirles a estos representantes políticos que por mucho que se empeñen en seguir estrangulando a la Cabrera queda ya infinitamente lejos la realidad que describió el insigne escritor berciano Ramón Carnicer en su libro Cuando las Hurdes se llaman Cabrera. Han perdido una magnífica oportunidad de comprometerse con el futuro de esta maravillosa comarca y ahora tendrán que responder a los vecinos de estos municipios sobre los porqués de su desinterés y qué otros compromisos tenían que atender para que ninguno de ellos se molestasen en asistir ni en siquiera excusar su ausencia. La Cabrera y sus gentes se merecen un respeto.
Fátima López Placer es concejala del Mass en el Ayuntamiento de Ponferrada
Las Hurdes ya no se llaman Cabrera
El pasado sábado la Cabrera se vistió de fiesta. Hace ya cerca de dos décadas que los ayuntamientos de Puente, Benuza, Castrillo, Encinedo y Truchas decidieron hermanarse a través de esta celebración turnándose como anfitriones. Creo que a lo largo de mi vida política nunca he faltado a este festejo en el que los vecinos se vuelcan para recibir con los brazos abiertos a todos los visitantes a los que agasajan con lo mejor de sí mismos. Se trata de una romería en la que participan todos los habitantes de esta preciosa aunque históricamente maltratada comarca que tanto ha aportado y aporta a la economía provincial. A los actos asistían siempre representantes de las instituciones superiores: la Junta de Castilla y León, entre ellos el presidente Juan José Lucas, los máximos responsables de la Diputación Provincial, como José Antonio Díez o Javier García Prieto, y por supuesto los distintos diputados provinciales del Bierzo y Astorga.
Este año como no podía ser menos, el Ayuntamiento de Puente de Domingo Flórez organizó una gran fiesta en la que disfrutaron personas de todas las edades: mayores, jóvenes, niños, hombres y mujeres, asociaciones sociales y deportivas, todo el mundo fue bien recibido. Lamentablemente los asistentes se encontraron con el vacío y el desprecio de los gobernantes de la Junta y la Diputación, que tuvieron otras prioridades y decidieron no acudir a este tradicional festejo en el que lo de justicia sería escuchar las reivindicaciones de los cinco alcaldes y adquirir algún compromiso con esta zona que ha sido generosa con toda la provincia pero que a cambio sólo ha recibido olvido y desinterés.
Quiero decirles a estos representantes políticos que por mucho que se empeñen en seguir estrangulando a la Cabrera queda ya infinitamente lejos la realidad que describió el insigne escritor berciano Ramón Carnicer en su libro Cuando las Hurdes se llaman Cabrera. Han perdido una magnífica oportunidad de comprometerse con el futuro de esta maravillosa comarca y ahora tendrán que responder a los vecinos de estos municipios sobre los porqués de su desinterés y qué otros compromisos tenían que atender para que ninguno de ellos se molestasen en asistir ni en siquiera excusar su ausencia. La Cabrera y sus gentes se merecen un respeto.
Fátima López Placer es concejala del Mass en el Ayuntamiento de Ponferrada