De Ponferrada a Cornatel
hay un lugar encantado,
que se llama Priaranza;
es un paraiso divino
que llega hasta El Recunco,
donde camina la amistad
entre castaños abrazados,
que dan sombra a la esperanza
y a ese cocierto de amor
que se encuentra en Priaranza.
Es un lugar encantador,
donde se oyen cantar lo pájaros,
para dar gracias a Dios,
por haber dado tanta belleza
a esta preciosa tierra
que refresca la ilusión,
al brindar por la amistad
y celebrar tantra unión.
Es Priaranza la feliz maravilla,
donde brilla la convivencia
formando un gran concierto
de incomparable belleza
en esta entrañable tierra
donde despierta la armonía
y alegra nuestra berciana vida.
Vuestro amigo, que tanto quiere
a mi amada Priaranza...
ANSELMO PRADA LEÓN
hay un lugar encantado,
que se llama Priaranza;
es un paraiso divino
que llega hasta El Recunco,
donde camina la amistad
entre castaños abrazados,
que dan sombra a la esperanza
y a ese cocierto de amor
que se encuentra en Priaranza.
Es un lugar encantador,
donde se oyen cantar lo pájaros,
para dar gracias a Dios,
por haber dado tanta belleza
a esta preciosa tierra
que refresca la ilusión,
al brindar por la amistad
y celebrar tantra unión.
Es Priaranza la feliz maravilla,
donde brilla la convivencia
formando un gran concierto
de incomparable belleza
en esta entrañable tierra
donde despierta la armonía
y alegra nuestra berciana vida.
Vuestro amigo, que tanto quiere
a mi amada Priaranza...
ANSELMO PRADA LEÓN
Aunque vos no conozca a quien le da réplica en caracter de amistad noble, le saludo y desde Ponferrada, le remito mis felicitacione para estas Fiestas Navideñas y mis deseos de Felicidad y Prosperidad para el Nuevo año 2012. Aplaudo a continuación sus versos, y en ello el lirismo que parió con su tinta en ellos. Deja en alto sentir, de verso claro, las sensaciones y vivencias llenas de graciles recuerdos. No hay mejor verdad que el recuerdo agradecido, del lugareño que lejos del terruño, como aquel que en él vive, haciendo patente ante los demás sus quereres y vivencias recordadas con el agrado del Hijo de La Tierra, a quien venera, como a su Madre en la distancia.