Yo entré por mi León por la puente que llaman del Castro, que es una gentil antigualla de guijarro pelado mal hecha pero bien alabada, porque los leoneses la han bautizado por una de las cinco maravillas. Casi yo tenía creído que era semejante a la segoviana que hizo Hércules, o el diablo por él, según dicen los niños, o Trajano, el que hizo la de Alcántara, de quien dijo el otro al rey Filipo II que mirase su majestad muy bien el ojo del medio, o como la que hizo de media legua de largo Herodes, ... (ver texto completo)