¡Cuitada!, ¡qué fiesta tan buena perdiste!...
Cantaras, bebieras, durmieras, y así
en un haz miraras rodar juntamente
mocitos y viejos de aquí para allí.
La vista turbada, los ojos durmientes
riendo, comiendo, bebiendo y contentos
¡Que abrazos, que guiños tan chuscos cambiaban
las niñas de genio con los cacideños!
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