El León y el Ratón Fábulas de Samaniego con sus Moralejas
Estaba un ratoncillo aprisionado en las garras de un león; el desdichado en tal ratonera no fue preso por ladrón de tocino ni de queso, sino porque con otros molestaba al león, que en su retiro descansaba.
Pide perdón, llorando su insolencia. Al oír implorar la real clemencia, responde el rey en majestuoso tono: - ¡Te perdono! Poco después, cazando el león tropieza en una red oculta en la maleza.