Cuando me marchaba a estudiar, algunas niñas lloraban mi ausencia.
Perdonad la soberbia, pero es verdad.
Ahora, todas ellas felizmente casadas, son madres de familia y sus hijos guapísimos, con lo que deduzco que acertaron no eligiéndome a mí.
Charly.
Perdonad la soberbia, pero es verdad.
Ahora, todas ellas felizmente casadas, son madres de familia y sus hijos guapísimos, con lo que deduzco que acertaron no eligiéndome a mí.
Charly.