El Correo de la tarde traía los periódicos de Bilbao. Pepe Polanco, el de la tien da de la plaza, recibía La Gaceta del Norte y siempre me dejaba echarle un vistazo. Solterón, rico y jocoso, aquel señor tenía una empleada metida en años llamada Paca, que guisaba como los ángeles. Pero dicen que era tramposa, porque cuando daba la receta a quien se lo pedía, siempre quitaba algún elemento vital para que el plato fracasara.
Charly. El Regresado.
Charly. El Regresado.