3 meses GRATIS

PUENTE ALMUHEY: GOTAS DE NAVIDAD...

GOTAS DE NAVIDAD

Por

Emma-Margarita R. A.-Valdés

Ave, fiel María,

mística azucena,

célica pureza,

de gracia bendita.

A Dios dices fiat

y por tu largueza

gestas a "El Mesías".

Con San José ha florecido

el lirio de la pureza,

es el varón elegido

para cuidar la Belleza.

El aura de santidad

resplandece en su cabeza,

su obediencia y su bondad

son la luz de su grandeza.

Cantan los ruiseñores,

florece el lirio,

un varón santo y fuerte

cuidará al Niño.

A San José

Dios le encarga que vele

la Paz y el Bien.

María es elegida

virgen y madre,

y San José, su esposo,

el casto padre.

Noble José,

disfrutará del gozo

nuevo en Belén.

Viaja el Amor

y salta de alegría

el precursor.

¡Feliz encuentro!.

María, el Salvador

está en tu centro

Un despertar de párpados confusos

asolan a José.

En su pecho aletean

palomas indecisas sin destino.

Noticias de la luz

pueblan de resplandores sus contrarios

con claridad de nido.

A José dice el ángel

que está en María

el salvador del mundo,

el Rey Mesías.

Y sus grandes temores,

ciegas espinas,

se alejan de su mente

¡Cuánta alegría!.

En Belén de Judá

nace el Mesías,

en nueva humanidad

siembra alegrías.

Entre pañales

late la libertad

de los mortales.

Un ángel da la Nueva

a los pastores,

que nació el Rey de reyes,

digno de honores.

¡Gloria a Dios! ¡Gloria a Dios

en las alturas!

¡Paz a los hombre buenos!

¡Paz y venturas!

De los pastores

hizo Dios los primeros

adoradores.

Suavidad y ternura,

florecida dulzura

de amor de madre al hijo.

Virginal hermosura

que al Niño da cobijo.

Camino de Belén

van los pastores,

las ovejas retozan

por los alcores.

Una estrella señala

con sus fulgores

que ha nacido el Mesías

Amor de amores.

El Niño Jesús dormía,

los ángeles le cantaban,

los pastores le adoraban

y la Virgen sonreía.

Está el Niño Jesús

en el pesebre,

vienen a visitarle

siervos y reyes.

La estrella brilla,

nos señala el camino

de la alegría.

La Buena Nueva

por el mundo se extiende

¡el Amor llega!.

¡Vamos, vamos, vamos!

vamos al Portal,

que el Niño Jesús

nos quiere abrazar.

¡Vamos, vamos, vamos!,

vamos a Belén,

que el Niño Jesús

nos trae Paz y Bien.

Cantemos, cantemos

al Niño Manuel,

que viene del cielo

con fuego y laurel.

Cantemos, cantemos

al Niño Manuel,

que trae el lucero

del amanecer.

El Niño nos bendice

con su manita

y sus ojos sonríen

cuando nos mira.

Le ofrecemos juguetes,

sábanas limpias,

y lo que el Niño quiere

son más caricias.

Viene en misión de amor

desde otra orilla

para dar el perdón,

cerrar la herida.

En esta noche de Reyes,

todo mi oro incienso y mirra,

si el buen Niño-Dios lo quiere,

sea suyo con mi vida.

Circuncisión.

Bautismo de agonía,

presentimiento

de azotes y de clavos,

de espinas y lanzada.

Esta sangre infantil

es inicial ofrenda,

néctar de amor cautivo

en el ara del mundo.

Hacia el templo, María,

vas con el Hijo.

Allí está Simeón,

siervo bendito.

Te anuncia un gran martirio.

Será el dolor

causa de la alegría

y del perdón.

Nos dijeron los cielos

que tú naciste

para salvar al mundo

mortal y triste.

Con tu venida

redimiste a los hombres

de su caída.

Cantamos aleluya

los rescatados,

de la condena eterna

fuimos salvados.

Con tu venida

nos diste libertad,

¡Rey de la Vida!.

Una estrella luminosa

guía al hombre penitente

hacia un niño sonriente

y una doncella preciosa.

En actitud amorosa,

sus bracitos extendidos,

somos todos acogidos

por la gloriosa bondad

del niño, que en santidad

nos salvará, redimidos.

Es la doncella María,

madre-virgen cariñosa,

medianera, generosa,

que al Señor ha dicho fiat.

¡Qué extraordinaria alegría!,

en su regazo Emmanuel

late, por ser ella fiel

al Dios de Amor y Verdad,

por su entrega y caridad

es la puerta del vergel.

GOTAS DE NAVIDAD

Por

Emma-Margarita R. A.-Valdés

Ave, fiel María,

mística azucena,

célica pureza,

de gracia bendita.

A Dios dices fiat

y por tu largueza

gestas a "El Mesías".

Con San José ha florecido

el lirio de la pureza,

es el varón elegido

para cuidar la Belleza.

El aura de santidad

resplandece en su cabeza,

su obediencia y su bondad

son la luz de su grandeza.

Cantan los ruiseñores,

florece el lirio,

un varón santo y fuerte

cuidará al Niño.

A San José

Dios le encarga que vele

la Paz y el Bien.

María es elegida

virgen y madre,

y San José, su esposo,

el casto padre.

Noble José,

disfrutará del gozo

nuevo en Belén.

Viaja el Amor

y salta de alegría

el precursor.

¡Feliz encuentro!.

María, el Salvador

está en tu centro

Un despertar de párpados confusos

asolan a José.

En su pecho aletean

palomas indecisas sin destino.

Noticias de la luz

pueblan de resplandores sus contrarios

con claridad de nido.

A José dice el ángel

que está en María

el salvador del mundo,

el Rey Mesías.

Y sus grandes temores,

ciegas espinas,

se alejan de su mente

¡Cuánta alegría!.

En Belén de Judá

nace el Mesías,

en nueva humanidad

siembra alegrías.

Entre pañales

late la libertad

de los mortales.

Un ángel da la Nueva

a los pastores,

que nació el Rey de reyes,

digno de honores.

¡Gloria a Dios! ¡Gloria a Dios

en las alturas!

¡Paz a los hombre buenos!

¡Paz y venturas!

De los pastores

hizo Dios los primeros

adoradores.

Suavidad y ternura,

florecida dulzura

de amor de madre al hijo.

Virginal hermosura

que al Niño da cobijo.

Camino de Belén

van los pastores,

las ovejas retozan

por los alcores.

Una estrella señala

con sus fulgores

que ha nacido el Mesías

Amor de amores.

El Niño Jesús dormía,

los ángeles le cantaban,

los pastores le adoraban

y la Virgen sonreía.

Está el Niño Jesús

en el pesebre,

vienen a visitarle

siervos y reyes.

La estrella brilla,

nos señala el camino

de la alegría.

La Buena Nueva

por el mundo se extiende

¡el Amor llega!.

¡Vamos, vamos, vamos!

vamos al Portal,

que el Niño Jesús

nos quiere abrazar.

¡Vamos, vamos, vamos!,

vamos a Belén,

que el Niño Jesús

nos trae Paz y Bien.

Cantemos, cantemos

al Niño Manuel,

que viene del cielo

con fuego y laurel.

Cantemos, cantemos

al Niño Manuel,

que trae el lucero

del amanecer.

El Niño nos bendice

con su manita

y sus ojos sonríen

cuando nos mira.

Le ofrecemos juguetes,

sábanas limpias,

y lo que el Niño quiere

son más caricias.

Viene en misión de amor

desde otra orilla

para dar el perdón,

cerrar la herida.

En esta noche de Reyes,

todo mi oro incienso y mirra,

si el buen Niño-Dios lo quiere,

sea suyo con mi vida.

Circuncisión.

Bautismo de agonía,

presentimiento

de azotes y de clavos,

de espinas y lanzada.

Esta sangre infantil

es inicial ofrenda,

néctar de amor cautivo

en el ara del mundo.

Hacia el templo, María,

vas con el Hijo.

Allí está Simeón,

siervo bendito.

Te anuncia un gran martirio.

Será el dolor

causa de la alegría

y del perdón.

Nos dijeron los cielos

que tú naciste

para salvar al mundo

mortal y triste.

Con tu venida

redimiste a los hombres

de su caída.

Cantamos aleluya

los rescatados,

de la condena eterna

fuimos salvados.

Con tu venida

nos diste libertad,

¡Rey de la Vida!.

Una estrella luminosa

guía al hombre penitente

hacia un niño sonriente

y una doncella preciosa.

En actitud amorosa,

sus bracitos extendidos,

somos todos acogidos

por la gloriosa bondad

del niño, que en santidad

nos salvará, redimidos.

Es la doncella María,

madre-virgen cariñosa,

medianera, generosa,

que al Señor ha dicho fiat.

¡Qué extraordinaria alegría!,

en su regazo Emmanuel

late, por ser ella fiel

al Dios de Amor y Verdad,

por su entrega y caridad

es la puerta del vergel.