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He estado leyendo un rato y he podido comprobar que mi disco duro todavía tiene registrados muchos recuerdos.
Comenzaré por las botellas amarillas de las gasosas de Alejandro. Tenía un pozo dentro y hasta recuerdo el lugar donde está enterrado en el cementerio de Puente. Hace mas de 30 años de su muerte y recuerdo como si fuera hoy mismo a las personas que allí estaban y sobre todo a la hija de Luis el panadero de Valderrueda- ¡Para que veaís lo complicado que es el cerebro! Pocas veces he vuelto a verla, pero ese día recuerdo hablar con ella en el cementerio.
La mujer de Alejandro se llamaba Laudelina y vivían en Soto. Al morir éste, se fué con su hija a Madrid. Cuando mi madre estaba hospitalizada llegó desde Madrid para cuidarla de noche a pesar de haber pasado de los ochenta y no pudimos negarnos.
La obra de G. de B, fué muy importante en toda la comarca y uno de los últimos recuerdos que tengo antes de irme a Madrid.
Todas las fotografías que he visto me han traido buenos recuerdos:
La foto de la iglesia me recuerda a Don Alberto preguntándome el catecismo.
La de las vias me recuerda cuando atajaba por allí y los mineros del lavadero me reprendían. Una vez jubilados por la silicosis seguína trabajando fuera y todavía había gente que les tachaba de "vagos".
Toda la familia Anta ha sido un referente. El día que llegue a Puente y no estén será el día en que me daré cuenta de que me he saltado varias generaciones.
La de Carrera y las truchas me ha recordado a mi padre. Eran compañeros en el rio.
Las de las vivendas de Emilio y María me recuerdan a mi misma haciendo los encargos, pero sobre todos pidiendo pimentón dulce para hacer chorizo. Todavía sigo llamando Emilines a su hijo.
Alfredo: No sé quién eres, pero tus amigos fueron amigos mios. Salvando a Evencines y a Emilines, hace más de 30 años que no les veo. A Miguel Angel le recuerdo siempre bailando y hasta recuerdo alguna canción como "mis manos en tu cintura" de Adamo.
Otro día más...
Pero quiero daros las gracias a los que teneís la fortuna de tener tantas fotogafías por compartirlas con los que no fuimos tan aforunados.
Comenzaré por las botellas amarillas de las gasosas de Alejandro. Tenía un pozo dentro y hasta recuerdo el lugar donde está enterrado en el cementerio de Puente. Hace mas de 30 años de su muerte y recuerdo como si fuera hoy mismo a las personas que allí estaban y sobre todo a la hija de Luis el panadero de Valderrueda- ¡Para que veaís lo complicado que es el cerebro! Pocas veces he vuelto a verla, pero ese día recuerdo hablar con ella en el cementerio.
La mujer de Alejandro se llamaba Laudelina y vivían en Soto. Al morir éste, se fué con su hija a Madrid. Cuando mi madre estaba hospitalizada llegó desde Madrid para cuidarla de noche a pesar de haber pasado de los ochenta y no pudimos negarnos.
La obra de G. de B, fué muy importante en toda la comarca y uno de los últimos recuerdos que tengo antes de irme a Madrid.
Todas las fotografías que he visto me han traido buenos recuerdos:
La foto de la iglesia me recuerda a Don Alberto preguntándome el catecismo.
La de las vias me recuerda cuando atajaba por allí y los mineros del lavadero me reprendían. Una vez jubilados por la silicosis seguína trabajando fuera y todavía había gente que les tachaba de "vagos".
Toda la familia Anta ha sido un referente. El día que llegue a Puente y no estén será el día en que me daré cuenta de que me he saltado varias generaciones.
La de Carrera y las truchas me ha recordado a mi padre. Eran compañeros en el rio.
Las de las vivendas de Emilio y María me recuerdan a mi misma haciendo los encargos, pero sobre todos pidiendo pimentón dulce para hacer chorizo. Todavía sigo llamando Emilines a su hijo.
Alfredo: No sé quién eres, pero tus amigos fueron amigos mios. Salvando a Evencines y a Emilines, hace más de 30 años que no les veo. A Miguel Angel le recuerdo siempre bailando y hasta recuerdo alguna canción como "mis manos en tu cintura" de Adamo.
Otro día más...
Pero quiero daros las gracias a los que teneís la fortuna de tener tantas fotogafías por compartirlas con los que no fuimos tan aforunados.
