PUENTE ALMUHEY: Bello; muy bello...

Una vez, la abuela se cortó la mano con el filo de un vaso roto.

La hendidura no era, en realidad, más grande que un rasguño.
La mano de mi abuela tenía la piel fina, con ella, tocaba los rostros de las fotografías, se acariciaba los cabellos, estiradísimos en la frente como cintas de hierba que el viento está a punto de arrancar.

Las ciruelas verdes, bajo el agua, tienen la piel tirante como si fueran a estallar.
Las ciruelas secas no reflejan la luz. Se plisan y plaf, adiós.
Sólo fue un pequeño rasguño, pero su piel se resquebrajó en mil facetas, como una capa finísima de caramelo crujiente.
La piel se tiñó de una sangre muy roja.
Con la aguja de coser, mi madre le dio una puntada grande, de esas que se dan para hilvanar, para hacer la primera prueba de un vestido.
Esa tarde, la abuela se durmió al sol.
Y sí que brillaba.

Susana Barragues; Poetisa Leonesa

Bello; muy bello
Gracias por acercarnos la ternura de la palabra, me parece mágico: '... Esa tarde, la abuela se durmió al sol. Y sí que brillaba'.
Maravilloso.
Gracias, de verdad, Paco G.