Quisiera escribir el más tierno poema de amor
con la ingenuidad y la inocencia
de los poetas románticos.
Diciendo, por ejemplo, si tus piernas fueran largas muy largas
y mis piernas tan largas como las tuyas,
alargaríamos bajo la mesa nuestras piernas
jugando a entrecruzarlas.
Si mis dedos tocaran tu piel se prenderían como fósforos.
Pondríamos en grave peligro al mundo
haciéndolo temblar con nuestro abrazo a no sé cuantos grados
en la escala de Richter.
Ven y escala el muro como lo trepa la hierba, ven
como el oleaje que salta sobre la cubierta del barco,
ven como una tormenta que viene a anegar
un páramo reseco.
Ven y transformaremos en carne las palabras.
Que nos suelden uno contra el otro.
Te haría un poema así, impulsivo e ilusionado,
pero qué precaria es la lírica…
Al abrir la ventana, en lugar de llegar tú,
entra la Realidad
con sus extravagantes garras de acero, rugiendo.
con la ingenuidad y la inocencia
de los poetas románticos.
Diciendo, por ejemplo, si tus piernas fueran largas muy largas
y mis piernas tan largas como las tuyas,
alargaríamos bajo la mesa nuestras piernas
jugando a entrecruzarlas.
Si mis dedos tocaran tu piel se prenderían como fósforos.
Pondríamos en grave peligro al mundo
haciéndolo temblar con nuestro abrazo a no sé cuantos grados
en la escala de Richter.
Ven y escala el muro como lo trepa la hierba, ven
como el oleaje que salta sobre la cubierta del barco,
ven como una tormenta que viene a anegar
un páramo reseco.
Ven y transformaremos en carne las palabras.
Que nos suelden uno contra el otro.
Te haría un poema así, impulsivo e ilusionado,
pero qué precaria es la lírica…
Al abrir la ventana, en lugar de llegar tú,
entra la Realidad
con sus extravagantes garras de acero, rugiendo.