Está bastante amuermado, la verdad. Y con un sentimiento contradictorio: Contento, porque el viernes (si
san iberia no lo impide) tomaré cafe con vosotras y conoceré a nuestra nueva puentera; y cabreado, porque por cinco puñeteros días no he podido estar en esa
comida. Reencontrarse con quien era tu
amigo de la
escuela y no veías después de cuarenta años... Habría sido bonito, seguro.
Eh, ya. Que me estoy poniendo sentimental.
Por cierto, prima. Gracias. Jamás habría adivinado lo del anverso
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