Hace mucho, mucho tiempo, la Virgen María se estaba preparando para Navidad. Y había llegado el tiempo de que empezara a tejer la mantilla para el Niño Dios que nacería muy pronto. Se fue caminando entre las estrellas y ellas le dieron hilos radiantes de cristal para la mantilla del Niño. La luna le dio hilos de plata. El sol le dio brillantes hilos de oro. Y así la Virgen María juntó todos los hermosos hilos y empezó a tejerlos juntos. Pero! ah! los hilos se deslizaban y se separaban todo el tiempo y ella no podía tejerlos juntos. Continuó su camino e iba buscando y buscando.
"! Ah, queridas piedras!", dijo la Virgen María, "vosotras que sois tan fuertes y firmes, ¿podéis ayudarme a tejer todos los hilos y convertirlos en una mantilla para el Niño Jesús?"
"No, madre María, nosotras señalaremos tu camino hacia el establo y haremos un suelo fuerte y firme para tus pasos, pero no te podemos ayudar a tejer los hilos".
"! Ah, queridas plantas!", dijo la Virgen María, "vosotras que sois tan hermosas y verdes, y alguna de vosotras sigue siendo verde durante todo el invierno, ¿podéis ayudarme a tejer todos los hilos y convertirlos en una mantilla para el Niño Jesús?"
"No, madre María, nosotras te haremos un jardín donde crezca la flor de nochebuena, los lirios y las rosas de Navidad, pero no podemos ayudarte a tejer los hilos".
"! Ah, queridos animales!", dijo la Virgen María, "vosotros que sois tan ágiles y alegres, ¿podéis ayudarme a tejer todos los hilos y convertirlos en una mantilla para el Niño Jesús?"
"No, madre María, nuestro hermano el burrito te ayudará y te cargará durante tu largo viaje, pero no podemos ayudarte a tejer los hilos".
La Virgen ya no sabía adonde ir a pedir ayuda, pero entonces vino un Ángel hacia ella y muy suave le dijo:
"Madre María, tienes que pedir a los niños amor de sus corazones y cuando los niños de la Tierra te envíen su amor, entonces podrás tejer la mantilla del Niño Jesús".
Y eso fue lo que sucedió. Y desde entonces, cada año en la época de Adviento, viene ese Ángel y nos trae luz en la oscuridad, y cada niño puede coger esa luz. Y con ella, su amor podrá llegar a la Virgen María para que pueda tejer la mantilla del Niño Dios.
"! Ah, queridas piedras!", dijo la Virgen María, "vosotras que sois tan fuertes y firmes, ¿podéis ayudarme a tejer todos los hilos y convertirlos en una mantilla para el Niño Jesús?"
"No, madre María, nosotras señalaremos tu camino hacia el establo y haremos un suelo fuerte y firme para tus pasos, pero no te podemos ayudar a tejer los hilos".
"! Ah, queridas plantas!", dijo la Virgen María, "vosotras que sois tan hermosas y verdes, y alguna de vosotras sigue siendo verde durante todo el invierno, ¿podéis ayudarme a tejer todos los hilos y convertirlos en una mantilla para el Niño Jesús?"
"No, madre María, nosotras te haremos un jardín donde crezca la flor de nochebuena, los lirios y las rosas de Navidad, pero no podemos ayudarte a tejer los hilos".
"! Ah, queridos animales!", dijo la Virgen María, "vosotros que sois tan ágiles y alegres, ¿podéis ayudarme a tejer todos los hilos y convertirlos en una mantilla para el Niño Jesús?"
"No, madre María, nuestro hermano el burrito te ayudará y te cargará durante tu largo viaje, pero no podemos ayudarte a tejer los hilos".
La Virgen ya no sabía adonde ir a pedir ayuda, pero entonces vino un Ángel hacia ella y muy suave le dijo:
"Madre María, tienes que pedir a los niños amor de sus corazones y cuando los niños de la Tierra te envíen su amor, entonces podrás tejer la mantilla del Niño Jesús".
Y eso fue lo que sucedió. Y desde entonces, cada año en la época de Adviento, viene ese Ángel y nos trae luz en la oscuridad, y cada niño puede coger esa luz. Y con ella, su amor podrá llegar a la Virgen María para que pueda tejer la mantilla del Niño Dios.