Te fuiste, marinerito,
en una noche lunada
tan alegre, tan bonito,
cantando a la mar salada.
¡Que humilde estaba la mar!
El, ¡como la gobernaba!
tan dulce era su cantar
que el aire se anojaba.
Cinco delfines remeros
su barco le contejaban;
dos ángeles marineros
invisibles le guiaban.
Tendio las redes, ¡Que pena!,
por sobre la mar salada
solo en su red plateaba
en una noche lunada
tan alegre, tan bonito,
cantando a la mar salada.
¡Que humilde estaba la mar!
El, ¡como la gobernaba!
tan dulce era su cantar
que el aire se anojaba.
Cinco delfines remeros
su barco le contejaban;
dos ángeles marineros
invisibles le guiaban.
Tendio las redes, ¡Que pena!,
por sobre la mar salada
solo en su red plateaba