continua..
Y aquella virgen gloriosa
sin borrón, sin mancha alguna,
más radiante que la luna
en toda su plenitud,
quiere en cada alma una rosa
que conserve la frangancia,
la pureza de la infancia,
y el brillo de la virtud.
Oh!, si quieres agradarle
sé para ella una violeta,
modesta, dulce, discreta,
llena de santa humildad;
y si quieres encontrarla
a tus clamores propicia,
aborrece la codicia,
practica la caridad.
Ama a tú Madre Divina,
conságrale toda el alma;
y si quieres hallar calma
en el valle del dolor,
huella la tierra mezquina,
y alza los ojos al cielo,
que allá tienes tu modelo
en la Madre del Señor.
Y aquella virgen gloriosa
sin borrón, sin mancha alguna,
más radiante que la luna
en toda su plenitud,
quiere en cada alma una rosa
que conserve la frangancia,
la pureza de la infancia,
y el brillo de la virtud.
Oh!, si quieres agradarle
sé para ella una violeta,
modesta, dulce, discreta,
llena de santa humildad;
y si quieres encontrarla
a tus clamores propicia,
aborrece la codicia,
practica la caridad.
Ama a tú Madre Divina,
conságrale toda el alma;
y si quieres hallar calma
en el valle del dolor,
huella la tierra mezquina,
y alza los ojos al cielo,
que allá tienes tu modelo
en la Madre del Señor.