PUENTE ALMUHEY: Nadaba feliz...

Nadaba feliz
en las cálidas aguas que bordean
la antesala de este mundo nuestro
adonde le llegaban dulces voces alegres
ecos de caricias de piel con piel
y un sonido rítmico desconocido
a la vez que familiar
que acompasaba los latidos
de su pequeño corazón.

Yo tenía doce años
era el mayor de siete hermanos
y mi mundo era feliz
entre las idas y venidas a la escuela
los viajes con mis padres
de pueblo en pueblo
con la compañía de teatro
y de nuevo el regreso a casa
al reencuentro de la familia.

Mi joven vida transcurría ignorante
al nacimiento de una sirena
mientras soñaba con elfos y gigantes
y unicornios y dragones y hadas y trasgos
y todo tipo de criaturas mágicas,
fantásticas y mitológicas
estaba a punto de materializarse un sueño.

Mediaba un frío mes de enero
cuando la joven sirena
decidió venir a este mundo
a mi mundo
y regalarnos un sueño
alejados y distantes en el tiempo
alejados y distantes en el espacio
pero juntos
bajo el mismo sol
bajo la misma luna
bajo las mismas estrellas.

La semana pasada nos encontramos
la semana pasada nos conocimos
ella con su vida viva
yo con mi vida revivida
la abracé y me abrazó
la bese y me besó dulce en la mejilla
me susurró
el bello y sincero canto de las sirenas
sus ojos se cruzaron con los míos
y se conocieron nuestras sonrisas.

Nos sumergimos juntos
en el océano de la vida
me ha enseñado a respirar bajo las aguas
me ha enseñado a mirar en las profundidades
me ha enseñado vida
me ha enseñado esperanza
me ha enseñado a bailar cogido de su cintura
la melódica danza de las sirenas.

He conocido a una joven sirena
y me ha mostrado en un instante
lo que me hubiera ocupado años
he conocido a una joven sirena
que me ha mirado de frente
como solo miran los sueños
he conocido a una joven sirena
que ha acariciado mi rostro suave
como solo acaricia el agua de mar
he conocido a una joven sirena
que me ha enseñado
cómo acompasar el latido de mi corazón
al discurrir de los arroyos,
a las olas del mar
y a las mareas de los océanos.